Preparar un viaje queda bonito para el postureo, pero entre el palo que da y la de tiempo que te quita, no lo haces. Vaciar nuestros preciosos pisos está costando un montón, así que lo hemos dejado todo para última hora. ¡A nuestro ritmo, por supuesto!
Os animamos a hacer lo mismo, pero con una excepción: las vacunas. Morirse está feo, y más aún si estás lejos de la familia, los amigos y del asfalto que te vió crecer. Morir haciendo lo que te gusta, perdido por la montaña y disfrutando de una cabra que está mordiéndote el pie está sobrevalorado.
Como aún no hemos marchado pero ya tenemos ganas de volver, nos hemos preocupado mucho de no morir a causa de la picadura de un animal, el pinchazo de un hierro oxidado o una mala mirada de un comerciante. Así que, con un poco de previsión, nos pusimos vacunas a punta pala y oye, la experiencia, bien. Refrescante.
Si queréis vivir exactamente lo mismo que vivimos nosotros, es que no sois muy aventureros... pero os ayudamos. Todo empezó con una llamada al SAVI, el Centre d'Atenció al Viatger Internacional de l'Hospital Clínic. Tienen una web muy así, https://citasavi.clinic.cat, y un teléfono muy asá, +34 93 227 93 00. Y son muy simpáticos.
Total, que pedimos hora, y el día previsto llegamos ahí diciendo "holi". Nos respondieron también con "holi". Qué rabia. Y tuvimos que volver dos días más.
El primer día nos preguntaron que a dónde íbamos. Dijimos que no teníamos nada planeado y señalamos lugares aleatorios del mapamundi. Así que nos hicieron una especie de pack premium de 9 vacunas y nos las pincharon. Son: fiebre amarilla, fiebre tifoidea, hepatitis A, rabia, meningitis, encefalea japonesa y polio, divido en tres días. Lo único que te pueden pedir en las fronteras es que te hayas vacunado de fiebre amarilla, pero recuerda que Batman llevaba todas las vacunas, así que...
Si eres como nosotros, un irresponsable que no recuerda dónde vió la cartilla de vacunación por última vez, no te agobies: el doctor que te atienda sabrá qué vacunas te puesieron en el cole simplemente mirándote a la cara y preguntándote la edad. A partir de ahora, no pierdas la cartilla de las vacunas nunca de los jamases... que ya eres mayor.
¡Oh! Nos estamos olvidando de... ¡EL DRAMA! No hemos contado lo peor que tiene vacunarse. A parte de que te pinchan, te puedes poner bastante malo. A Anna la vacuna de la meningitis le sentó como si fuera a morirse y Roc tuvo mogollón de fiebre con la vacuna oral de la fiebre tifoidea, que son 3 dosis y tuvo fiebre después de tomar cada una de ellas. Sí, sí, hay vacunas que son pastillitas con el bichito vivo, te lo tragas y el cuerpo empieza a defenderse, así que normalmente la reacción es peor que cuando las vacunas inyectadas ya que en estas el virus está muerto o atenueado.
Y ahora, que ya sabes tanto sobre las vacunas como un médico, un biólogo o un cuñao que lee que las vacunas provocan autismo, directo al SAVI o la institución médica más cercana... ¡y a por tu pack premium!