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Naha, Prefectura de Okinawa, Japón

Los mejores ramen del mundo


Os vamos a confesar un secreto: desde que Roc probó el Ramen-ya Hiro por primera vez, ha sido un enamorado del ramen en concreto, y de todas las sopas en general. Así que, cómo no, en nuestra pequeña vuelta al mundo, Anna ha ido soportando que Roc quisiera probar la mayoría de restaurantes de ramen que había alrededor... y no han sido pocos.

Por amor al blog y al contenido de calidad que nos caracteriza, vamos a publicar sólo los que más nos han gustado. Por poner un ejemplo: durante los últimos tres dias, hemos comido ramen los tres. Pero vamos a hacer un esfuerzo sobrehumano, y sólo os vamos a dar la turra con el mejor de todísimos. ¡Y todo esto, por vosotros!

Downtown Ramen   Cape Town, Sudáfrica

El primer ramen de nuestro viaje y uno de los que siempre recordaremos. A este restaurante se entra a través de unas escaleras que están tras la barra de un bar. Tan sólo ofrecen dos ramen, el de shoyu y el de miso picante. Los dos súper potentes, pero aún más increíble era la carne. ¡Link a Google Maps!

Foto cedida amablemente por ramenaroundtheworld.com

Yokozuna   Hong Kong

En Hong Kong hay mucho, mucho ramen. Tras decepcionarnos con uno que tenía una estrella Michelín, seguimos con la cabeza bien alta hasta que encontramos esta maravilla. Un ramen muy tradicional: tonkotsu y shoyu. Os dejamos un video para que veáis cómo lo preparan, súper curioso. Por supuesto, una cocina súper perqueña, y dos cocineros súper coordinados. ¡Link a Google Maps!


Domodazzi Ramen   Seoul, Corea del Sur

Esta es una historia muy freak: cuando llegamos a Seoul, vimos que cerca del hotel dónde nos hospedábamos estaban haciendo obras. Al día siguiente, vimos que era un restaurante de ramen. Al otro, preguntamos cuando abrían, y al cabo de cinco días, ¡ahí estábamos para inaugurarlo! La carta ofrecía cuatro ramen diferentes, pero los más locos fueron tonkotsu con albahaca, y tonkotsu con gamba. ¡Link a Google Maps!

El ramen albahaca, el de tonkotsu, y lo mejor para el final: Anna

Keijiro   Naha, Japón

¡Espectacular! De los cuatro ramen que probamos en Naha, sin duda este es el mejor. El caldo es súper denso; tanto, que te sirven un poco de caldo suave para que, si quieres, lo rebajes al gusto. Lo más difícil es la comunicación: en Okinawa hablan muy poco inglés, y además, para pedir, no puedes simplemente señalar una foto en la carta: tienes que pagar con una máquina de autoservicio que hay en la entrada (¡video aquí!), y por supuesto, sin fotos y en japonés. ¡Link a Google Maps!

El ramen más completo del restaurante, y una nota muy bonita del camarero

Nagi Ximen   Taipéi, Taiwán

En Taiwán nos encontramos con una experiencia que ya vivimos en Hong Kong: pedir exactamente el ramen que quieres marcando cosas en un papel. ¿Sabor suave, medio o fuerte? ¿Cuánto ajo? ¿Qué fideos? En este caso, uno de los ramen que ofrecían era uno que no habíamos visto nunca: ramen con tinta de calamar y una bola de trocitos de marisco que no supimos identificar muy bien. Este no es uno de los ramen más geniales del universo, pero la verdad es que fue el más loco tras diez meses de viaje. ¡Link a Google Maps!

¡Edit! Tras viajar unos cuantos meses más, nos hemos encontrado con más Nagi Ximen. ¡Resulta que son una cadena! Siempre con el mismo estilo, misma imagen y parecido precio, aunque en distintas divisas. Y sí, tras unas semanas en Filipinas, nos sentó tan bien encontrarnos con uno de estos ramens en el aeropuerto de Cebú...

Roc a la izquierda, y Anna a la derecha. ¡Uno más atrevido que el otro!
Un ramen con tinta de calamar y un tonkotsu simple y fuertecito

Taro's Ramen   Brisbane, Australia

¡Oh, qué descrubrimiento en el centro de Brisbane! Uno de los ramen más sofisticados que hemos probado nunca. Su tonkotsu tiene mucho cuerpo pero es muy suave a la vez, y aunque no lo ponga en ningún sitio, con un punto de aceite de trufa que queda excelente. ¡Oh! Y fuimos mil veces con nuestros amiguitos d'El Viatge de la Lluna, a probar todos y cada uno de los caldos que servían. ¡Y hay varios por toda la ciudad! Sería lo mejor de Brisbane... ¡si no fuera por Lluna!

El Tonkotsu para Workers, ¡ahora con más fideos!
Oh yaaas Shoyu Ramen

Y ahora, vamos a apagar el portátil y a coger energía... para... ¡buscar más ramens mañana! ¡Aunque por las Américas está la cosa difícil!

Puerto Elizabeth, Sudáfrica

La reserva natural de elefantes en Addo

¡Bienvenidísimos a un post dónde nuestra experiencia no es tan importante como las fotos!

Primero de todo, te ponemos aquí cómo nos lo montamos para ir a Addo. Dormimos en esta guesthouse de Port Elizabeth, fuimos en Uber hasta el Bidvest de Greenacres, y alquilamos el coche más barato que encontramos. Era un Kia Picanto. Puede parecer demasiado pequeño para ir de safari, pero con calma, supera todos los baches. Así que si quieres alquilar un coche más grande, que sepas que es por el bling bling. El coche nos costó 533 rands, que son 36€ a día de hoy. Lo cogimos a las 10am del día que fuimos a Addo, y lo devolvimos a las 7am del día siguiente en el aeropuerto. ¡Así te ahorras el taxi hasta ahí! De nada.

Hicimos unos 75 km desde Port Elizabeth y llegamos a Addo. Al entrar a la reserva natural estuvimos un largo ratín sin ver ni un animal pero de repente vimos dos cebras, las pillamos flirteando, fue muy romántico. Luego vimos muchísimas más a lo largo del parque y descubrimos que cuando sacábamos el móvil para hacer una foto ya estaban ya posando justo delante. ¡Que posers son las cebras!



Los elefantes, ay este majestuoso animal, que tranquilo. ¡Cuánta paz! Addo Elephant Park le hace tan gran honor a este animal, construyeron la reserva especialmente para salvar su extinción y parece que ha ido muy bien ya que está repleto de elefantes adultos y de bebés. Si vas a una de las charcas indicadas y consigues verlos bañándose te lo pasarás pipa.



A todo esto, te presentamos a Genís, nuestro elefante favorito. Nos lo encontramos sobre las 17:00, cuando el sol ya empieza a estar bajo, y te ofrece una luz de locura. Mirad que paz transmite el elefante. Poned el video en loop en vuestras teles y explicadle todos y cada uno de vuestros problemas a Genís. Veréis que los arrancará, se los comerá, y a otra cosa, porque al fin y al cabo, soy un elefante y no sé qué me estás contando.


Uy cuando vimos a Pumba, ¡uy! ¡Pumbaaaaaa! Para esto vinimos a África, a verte a ti querido Pumba. Vale, este no es el nombre del animal, es un facóquero, sí. Es muy parecido a un jabalí de España pero un pelín más pequeño y con unos colmillos enormes. Son súper divertidos, se revuelcan en las charcas de barro y son la sensación del parque. ¡Pronto subiremos el vídeo a Youtube!



Aquí verás un autobús lleno de fauna humana peleándose por sacar las manos por las diminutas ventanas para hacer fotos a los elefantes. ¡Qué vida autobusera! Nosotros, más listos, fuimos en coche súper cómodos y fresquitos. Lo que pasa con el autobús es que solo te hace la ruta principal, y si vas en coche puedes ver muchas más vías a donde el autobús no llega. Y como los animales son listos, saben que hay zonas donde no hay autobuses y donde viven más tranquilos. Alquila un coche y serás feliz. ¡Hakuna Matata!



De kudu vimos uno muy solo y muy cuernudo. Luego vimos más, pero estaban en manada y mucho más lejos como para hacerles tan buenas fotos.



Nos hablaron mucho del escabarajo pelotero, pensábamos que había un montón pero no vimos ni uno andando por ahí. Roc quiso bajar del coche, cosa que te recomiendan no hacer a no ser que estés loco, y descubrió que en una de las heces de elefante había uno, pero estaba muerto. Que pena. Pero cuando decidimos continuar la ruta y subir al coche vimos que ¡no estaba muerto, estaba de parranda!



Esta tortuga no la vimos en el recorrido en coche, la tenían felizmente guardada en la zona de picnic, ¡claro!



Y león, a ver, ¿dónde está el león? Anna vino al parque SOLO a ver leones. Pues la vida es así, a veces hay que ver los leones en nuestra película favorita de Disney. Que final más triste. Volvamos a casa.

Puerto Elizabeth, Sudáfrica

Sudáfrica en 28 días de mochileo

Cape Town: La ciudad que no puedes perderte. Es como la Barcelona de Sudáfrica. Aquí te puedes encontrar un poco de todo. Hay una zona de up standing, llamada Sea Point, que da al mar y es muy cuqui. Además, tranquila, también de noche. La parte más céntrica de la ciudad es la calle Long Street. Hay bastante fiesta y pickpockers. Estuvimos 5 días, pero yendo muy con mucha calma. Lo más genial fue subir a Table Mountain, siguiendo esta ruta de Wikiloc.

En el centro del barrio Sea Point con Lion's Head de fondo
Vistas de Cape Town desde Table Mountain

Stellenbosch: Psss... si quieres ver viñedos supongo que puede estar guay. Pero nosotros estuvimos un par de días y nos sobraron tres. El centro es súper pequeño, el jardín botánico es más feo que algunas calles de otros pueblos... Bueno, Anna dice que en el jardín botánico vió un Bambi pero Roc cree que fue un efecto secundario del Lariam, el fármaco para prevenir la malaria.

Roc escalando el árbol más bonito de todo el pueblo

Hermanus: Un pueblo costero bastante guapo dónde hay dos atractivos: el bucear con los tiburones, y un paseo junto al mar super largo. Nosotros nos decantamos por la caminata por la ruta costera. La estancia estuvo guay también por el alojamiento, en Hermanus Backpackers. Si vais, ¡dadle recuerdos a Jog el perro!

Inicio del camino de ronda de Hermanus
Vistas de la bahía de Hermanus

Swellendam: ¡Buah! Un pueblo lleno de viejos y pijos. En sí no tiene nada, a parte de ser el primer pueblo dónde te sientes seguro de toda la ruta del BazBus. Como nosotros estamos fuertes y somos sanos, un día subimos a ver las cascadas de la reserva natural de Marloth (link al post), y otro día subimos hasta la cima del Twaalfuurkop. Fueron 8 horas de caminata. Ojo. Si no te gustan las excursiones... no es tu pueblo. En todo caso, por favor, dormid en los cottages de Mountain View. David nos trató que flipas, y que menos que mencionarlo aquí. 'Morning, Rocky!'


Cuqui iglésia de Swellendam
Anna en la cascada de Marloth
Roc en la cima de Twaalfuurkop

Mossel Bay Mossel Baai (en afrikáans) o Mossel Braai (en antiviajencio): Otro pueblo costero super cuqui, con un montón de actividades por hacer que nosotros ignoramos. Hay una senda junto al mar de unos 15km's. Fotacas.

Nuestro cuqui barrio alemán en Mossel Bay
Piscinas naturales en la playa de Mossel Bay Point
Camino de ronda con vistas al mar

George: Hasta ahora todos los pueblos a los que hemos estado eran muy europeos, era como vivir en cualquier pueblo o ciudad de Inglaterra o Alemania. Vale sí, estamos en una colonia inglesa, pero antes de la colonización vivía gente en este país, ¿no? ¡Queremos verla! Al fin, hoy hemos sentido el cambio de continente, hemos llegado al pueblo de George, y nos hemos llevado una sorpresa. El hostel en el que dormimos está apartado del centro de la ciudad, y por aquí no hay Uber ni parece que haya taxis, así que hemos tomado el transporte público y... ¡yeah! Bienvenidos a África. Ya hemos subido en el típico autobús público que todos hemos visto en reportajes y documentales llenísimo de gente autóctona y sólo dos caucásicos, ¡nosotros!

Autobús de Blanco al centro de George
Nuestra mejor experiencia en George fue ir a Oteniqua Nature Reserve, un bonito bosque donde por primer vez en nuestra vida vimos serpientes. ¡Aaaah!

Anna saludando a la cámara pero queriendo escapar de las serpientes
Frondosa pineda en Outeniqua Nature Reserve

Oudtshoorn: No tenemos opinión. Nos lo saltamos. BazBus no pasa por ahí, y tienes que montártelo a tu rollo para llegar. Está a 64km de George, así que nos íbamos a dejar 30€ de Uber en ir, y otros 30€ en volver... y a ese ritmo nunca llegaríamos a Barcelona.

Wilderness: Un pueblo pequeño que rodea un lago. No te lo puedes perder. Muy, muy verde. Casi obligado que aquiles un kayak y hagas nuestra rutita de Wikiloc. Nosotros nos alojamos en un sitio que pssss... así que no te lo mencionamos.

Lago de Wilderness
Roc remando y Anna contemplando el paisaje desde el kayak
Roc diciendo ¡Holi! desde las rocas de la cascada sin nombre
Gente bañándose en la cascada 

Knysna: Una ciudad. En el centro, es muy ciudad, y más hacia las afueras, es menos ciudad. Pero es una ciudad. Nosotros estuvimos dos días en Knysna, y nada, a dar vueltas sobre asfalto. Hay una zona turística en una isla a la que se llega por un puente, llamada Thesen's Island, que está repleta de turistas y restaurantes. Pero solo podrás ir a la zona turística, porque el resto de la isla es una zona residencial, separada por una valla y muchos seguratas armados. Muy upper.

Vista a Thesen's Island desde el puente Knysna

Plettenberg Bay: Un pueblo súper guapo. Un must. El pueblo es tranquilo, por las noches no salen zombies, hay de todo, y si te alojas en el recomendadísimo Albergo for Backpackers, estarás en el centro. Cenamos en el L. M. in Plett, un restaurante mozambiqueño que nos servió un plataco de bichos del mar increíble. Con la ración de una persona cenamos los dos. Sobre la aventura que se puede hacer ahí: una caminata desde vuestro albergue hasta la reserva natural de Robberg. ¡El día fue tan espectacular que le dedicamos un post entero!

Calle de Albergo Backpackers con el mar de fondo
Bonita playa de Plett
Vistas de la bahía de Roberg Nature Reserve
Playa de la pequeña península de Roberg

The Crags
: Si buscas en Google Maps no vas a encontrar nada. Se trata de una zona en el oeste de la reserva natural de Tsitsikamma, la más bestia de la Garden Route. Verde, verde, superverde. Nosotros nos alojamos en el Wild Spirit Backpackers, una especie de comuna hippie y pija a la vez. Si vas, cena en el albergue y desayuna en la Natures Way Farm Stall. ¡Y habla con alguien del albergue para que te lleve a hacer esta ruta de Wikiloc! Ellos ya saben cuál es, porque a nosotros nos la dieron en papel, y nosotros la digitalizamos en Wikiloc, jijiji

Anna bajando por el camino verde, verde, super verde
Bahía de la reserva de Tsitsikamma, con suelo de roca negrísima
Anna, Olivier y David perdidos por Tsitsikamma
Anna posando con la playa secreta de fondo, después de encontrar el camino

Stormriver: El pueblo es pequeñín, pocos restaurantes, y pocas cosas que hacer por libre. Si os gustan las actividades de aventura, Stormriver os propone el tubing: meterse en un donut hinchable río abajo, en medio del parque nacional Tsitsikamma. Nosotros nos alojamos en el Tube'n'Axe. Si vais, os aconsejamos que os alojéis en una de las tiendas de campaña que tienen montadas con cama doble. Sexy.

Pezoncito de la montaña asomando entre las nubes de Stormriver
Restaurante temático de los años sesenta

Jeffreys Bay: Una ciudad costera centradísima en el surf. Muy surf y mucho surf. Y tiendas de surf, y olas, y mar, y surf. Si te gusta el surf, pasa aquí unos días. Si no, simplemente pasa.

Port Elizabeth: Como nosotros somos poco de ciudad, no nos encantó. Cuando vuelves a la urbe, vuelves a las verjas de seguridad, a que te digan cositas por la calle, a que a las 19 horas ya oscurece, y cuando oscurece tienes que volver a casa. Lo salvó el alojamiento, 13 Newington Place, que además, está cerca de una zona de restaurantes muy cuqui. Un pelín cara.

Sushi de infarto cerca del hotel
Nuestra piscina en Newington Place
Anna posando en el edificio más cuqui de todo Port Elizabeth, cerca del museo de Nelson Mandela


Addo: ¡El parque nacional de los elefantes de Addo! Es genial. Tan genial, que le hemos dedicado un post entero con un montón de fotos y vídeos.

El elefante más marrón de todo África
Tres cebras posando para esta preciosa foto

Nuestra ruta por Sudáfrica en 28 días