Viajar por el mundo normalmente es todo facilidades: la gente te ayuda a ir de un sitio a otro, te acoje en su casa y te responde todas las preguntas que tengas sobre un lugar. Incluso, a veces, te invita a lugares secretos que sólo ellos conocen. Pero otras veces, simplemente te están comiendo la cabeza para hacerte caer en una trampa y quedarse con tu dinero.
Antes de todo, te queremos dar una sorpresa: en ocho meses, no nos han timado demasiado. Alguna vez nos hemos tenido que encarar con alguien, y otras veces hemos pagado más que un local. Pero, hasta ahora, nunca nos hemos sentido estafados.
Este post lo vamos a escribir porque muchas veces hemos conocido a otros viajeros por el camino que nos han contado historias. Y esta vez, Alba y Omar, en China, nos han explicado un timo que era digno de post. Y aquí estamos. Conforme pase el tiempo, vamos a ir escribiendo más aventurillas, pero de momento, será un post cortito.
Vamos a echar unas birras. Caras.
Alba y Omar en Beijing, China.
Es el primer día de esta pareja en China. Acaban de aterrizar y de sacar dinero del cajero. Aún están de jetlag, y no saben cuántos euros son 10¥, qué vale un botellín de agua, ni una cena en Beijing.
Como todos los timos, todo empieza por conseguir la confianza de la víctima. Dos chicas de mediana edad, con un perfecto inglés, cosa muy rara en China, les dicen holita a nuestros protagonistas. Les explican una historia que suena bien: una de las chicas es de esta ciudad, la otra vive fuera, y la ha ido a visitar porque son muy amigas. Y les gusta mucho hablar con turistas porque así intercambian historias y no hay cosa más bonita en el mundo que conocer otras culturas. Qué majas.
Tras haber demostrado que son las personas más dulces del mundo, las chicas invitan a nuestros protagonistas a tomar unas cervezas en un bar de por ahí. ¿Unas birras? Claro que sí. ¿Probamos unos tés muy buenos de por aquí Beijing? ¡Cómo no! Risas y aventuras, hasta que llega el momento de la cuenta. Toca pagar 1000¥ entre cuatro. Ellas pagan sus 500¥, y nuestra pareja sus otros 500¥. Qué bien, que bonito ha sido, hasta luego.
Entonces, nuestros amigos hacen los números. 500¥ por un par de cervezas y unos tés, por buenos que sean los tés, es muchísimo. Son 63€ al cambio, poca broma. ¿Será muy caro China? Los han timado, y les cuesta creérselo, porque las chicas eran todo amor.
Esta historia en concreto termina bien: al día siguiente, van al bar dónde los timaron, aprietan al propietario del bar dejando caer que van a avisar a la policía, y al final el señor accede a devolverles parte del dinero, 400¥. Al final la experiencia les ha costado 100¥, que no es tantísimo.
Conclusión: si alguien os dice hola muy porque sí y os invita a tomar algo, a lo mejor es un sitio muy caro. Que os enseñen la carta antes de pedir, preguntad qué valen las cosas antes de pedirlas... cosas que no haríais en vuestra zona de confort, pero el mundo es una jungla.
Pues mi familia hace té. ¿Os gusta el té?
Anna y Roc en Guilin, China.
En esta historia, los protagonistas somos nosotros. Andando por Guilin en busca de una roca con forma de elefande, un señor muy amable nos dice Hello! Alucinamos de que alguien hable inglés, y empezamos a hablar con el señor. Nos cuenta que es profesor de inglés, que el año que viene va a ir con sus alumnos a Inglaterra de intercambio, que está muy orgulloso, que su familia hace tés... También nos deja caer que su hermana tiene una tienda de tés, y que antes de comprarlos te los deja probar. Pues muy bien señor.
De muy buen rollo nos acompaña a ver la roca con forma de elefante, y luego nos enseña un barrio un poco comercial. Y de repente, ¡oh! Nos encontramos en la tienda de su hermana, y nos invita a hacer una mini ceremonia del té. Y probamos dos tés buenísimos.
Luego, lo que nos temíamos: nos invita a comprar el té que mas nos guste por 50¥ los 50 gramos. Que los pone en una lata que hace su padre dónde el té aguanta fresco hasta tres años. Le contamos que no tenemos una casa dónde volver, y que intentamos que la mochila pese lo mínimo posible, así que 50 gramos de té no caben en nuestra espalda. Nos dice que es un precio rebajado... y al final, marchamos todos sin comprar nada.
Y nos cuentra que ese día es un día muy especial en Guilin: se celebra una cosa que sólo se celebra una vez al año. Y que hacen un espectáculo en el teatro, y que no nos lo podemos perder. Nos acompaña al teatro, y la entrada cuesta 350¥. Le decimos que es demasiado. Nos dice que hay un secreto: él tiene un amigo que las vendre por 175¥ a última hora, para sacárselas de encima. Le decimos que tampoco, y ya.
Y nos cuenta que si tenemos hambre. Le decimos que no, pero que tenemos muchas ganas de probar el pez espada a la cerveza, muy típico de la zona. ¡Qué gran idea! Nos acompaña a un restaurante que él conoce, nos enseña la carta, nos dice que podemos pedir eso y aquello... y le decimos que son las 18:30 y que no tenemos nada de hambre. Y como estamos un poco aburridos de la turra que nos está dando, que nos vamos al hotel. Nos acompaña hasta la esquina, nos dice bye, y se va muy rápido.
Nos ponemos a pensar: está claro que el señor quería vendernos el té, ¿pero y todo lo otro? Era muy simpático, o se llevaba una comisión de todo lo que vendía? Nunca lo sabremos. Pero os dejamos con un video del señor preparándonos los tés, que tiene un arte digno de admirar.
El metro está a petar y mi mano está en tu cartera.
Jacob y Philip en Addis Ababa, Etiopía.
En el mundo hay profesionales de robarte la cartera o el móvil sin que te enteres. Sabemos que no te estamos descubriendo nada nuevo, pero que sepas que las grandes ciudades, normalmente, son lo peor del país.
En esta historia, a Jacob y Philip, dos amigos alemanes, les intentaron abrir las riñoneras en el tranvía de Addis Ababa, que es el transporte público dónde más enlatado hemos ido en toda la vida. Tú no puedes mover un dedo, pero los profesionales ya se han colocado de modo de que, cuando quedes encajado, tu riñonera esté al alcance de su mano.
Así que en sitios muy concurridos, la mochila por delante y tu manos sobre tus pertenencias más importantes.
Para que te hagas a la idea de cómo está Addis Ababa, te dejamos un vídeo. Perdón por la mala calidad, no sabemos qué pasó... se cayó sólo y se rompió...
Este post lo vamos a empezar muy fuerte. Primero de todo, aquí tienes el súper vídeo que nos hemos currado sobre nuestro bonito paso por China. ¡No dejes de verlo! Es un espectáculo para la vista, el oído, y para darte un poco la turra de entrada, ¡porque salimos mucho...!
Ahora sí, al lío. Esta es la segunda ruta del blog que vamos a escribir día a día. La mayoría de rutas las escribimos cuando ya hemos marchado del país, pero en China nos están pasando tantas cosas cada día, que si no las escribimos, las vamos a olvidar. Así que vamos a hacer los deberes, que China es una aventura.
¡El país de las montañas de Son Goku!
Antes de comenzar: si vas a ir a China y no te has leído nuestra guía, corres un grave peligro. Así que clica este enlace para darle un vistazo, estúdiate un poco lo que te puede pasar por estos lares amarillos, vuelve aquí, y sigue con la ruta. Ahora sí, ¡al lío!
Shenzhen. 1 día.
Tras cruzar la frontera de Hong Kong a China, todo cambió: la gente dejó de entendernos, Google Maps ya no funcionaba, por alguna razón la ruta de metro de la frontera a nuestro hotel desapareció, y nada estaba escrito en nuestro alfabeto. Tras ocho meses de viaje diario, fue la primera vez que se nos vino el mundo un poco encima.
¡Ya estamos en China!
Las únicas tareas que teníamos en Shenzhen eran comprar una SIM china y reservar un tren dirección Yangzuo. Lo de la SIM fue fácil: en las mismas instalaciones de la frontera encontramos una tienda de China Unicom que nos ofreció, por unos 200¥, unos 70 gigas de datos. Una burrada. Pero lo de reservar el tren...
Fuimos a la estación de al lado de la frontera. Nos dijeron que fuéramos a la de 200 metros más a la izquierda. Empezamos una cola. Pedimos ayuda a un chico. Nos habló en chino. Pedimos ayuda a una chica. Nos miró, marchó corriendo unos metros, y volvió señalándonos las máquinas de tickets. Nos acercamos a una máquina de tickets, y como veíamos de lejos, sólo estaba en chino. Tocamos botones. Pedimos ayuda a una señora que está sentada. Habla muy muy poco inglés. Otra señora se nos cruza, pregunta si puede ayudarnos en inglés, le decimos que sí, y nos acaba diciendo que hagamos cualquier cola de la estación, que nos ayudarían, y si no sabían inglés, que alguien traduciría. Hacemos una cola de media hora mientras se nos cuela un montón de gente. Nos atienden y nos dicen que esa cola no era, que hiciéramos la cola 8. Hacemos la cola 8, y una señora con un megáfono le echa la bronca a un señor que ha tirado una colilla al suelo. Nos atiende la señora de la 8, y nos dice que no hay trenes, pero que podemos comprar dos trenes de alta velocidad que nos llevarán a Guilin, que está al lado de Yangshuo. Decimos que sí, pagamos unos 500¥, y marchamos. ¡Uf, que llegadita a China!
Bueno, ¡misión cumplida! Ahora, hacia el hotel a descansar del percal de hoy. Vamos en busca de un metro que nos acerque, y nos encontramos una cola enorme... de nuevo... así que esta vez, pasamos de hacer la cola, nos atamos las mochilas un poco más fuerte, y decidimos andar unos 50 minutillos hasta el hotel, llamado Colour Hotel. Por cierto, bastante recomendado, cerca de una zona comercial bastante chula y tranquila, sobretodo acostumbrados a las de Hong Kong. Encontrar un sitio donde cenar no fue tan fácil, pero es que en China nunca lo es.
Anna y su mochilita en la zona comercial de Shenzhen
Al día siguiente, tomamos el metro en la estación Shaibu, nos apeamos en Futian, que hace transbordo con la estación de tren de alta velocidad. Y tras desayunar comida basura comprada en la estación, nos subimos al tren que nos llevará a
Cantón. 0 días.
pero sólo estaremos ahí unas horas para tomar el tren hacia
Guilin. 2 días.
y llegamos a lo que llaman Guilinxi, que es la estación Guilin Norte. Xi, en mandarín, significa norte, así que Guilinxi, significa Guilin Norte. Apúntatelo porque si no, no sabrás a qué estación llegarás...
Alucinando con lo enorme que son las estaciones de trenes de alta velocidad
Desde la nuevísima estación de tren de Guilin Norte, tomamos el autobús 22 y nos dejó al lado de nuestro hostel. Ultrarecomendadísimo: Ease Hostel. Franziskaner a 15¥ y cama súper cómoda. ¿Importa algo más?
En Guilin empezamos a descubrir el turismo chino: muchas actividades dirigidas a un turismo muy masificado. Sí: los chinos viajan mucho y hacen muchísimo turismo local. Leemos unos folletos informativos que había en el hostel, y decidimos ir a las Reed Flute Caves, unas cuevas que dicen que son muy chulas y que se puede llegar en autobús tras andar unos minutos por Guilin. Nos anima la idea, y al día siguiente, ¡allá vamos!
Anna en medio de la oscuridad de las Reed Flute Caves
Primer choque cultural: ¿el autobús sólo vale 1¥/p? Segundo impacto cultural: ¿la entrada a las cuevas vale 100¥/p? Tercer impacto cultural: ¿Y no incluye el teleférico? Cuarto y último impacto cultural: ¿y hemos subido más rápido andando que los del teleférico? ¿Really?
Las cuevas fueron las más bonitas que hemos visto nunca, pero el problema es que estaba llena de grupos de turistas chinos, guiados por guías chinos que hablaban en chino y usaban megáfonos. ¡Sí amigos, así es visitar a Mamá Naturaleza en China! Tras dar unas vueltas por la cueva, llegamos a una zona que sólo te dejaban pasar si pagabas 10¥/p más, y que llevaba a una zona dónde habían tortugas. Triste sorpresa fue que las tortugas estaban encima de una mesa o malviviendo en un estanque artificial mínimo, construido dentro de la cueva. Fatal para la tortuga, fatal para la cueva, y así es China.
Una tortuga viva en medio de todos los souvenirs. Chinos.
Por la tarde, tras perdernos por la ciudad en busca de una "dicen que no te la puedes perder" roca con forma de elefante, un señor que hablaba inglés nos guió hasta la famosa roca. No es para tanto + se puede ver sin pagar = no paguéis los 75¥/p del ticket. Después nos enseñó la tienda de té de su hermana, nos hizo dos tés buenísimos, nos los intentó vender, y tras contarle el rollo de que no tenemos casa, sino dos mochilas que intentamos que sean pequeñas, nos acompañó hasta dos sitios más, y se despidió muy rápido. No sabemos si se despidió muy seco porque no habíamos comprado nada, o porque los Chinos se despiden así... pero estuvimos casi una hora con un chino que hablaba inglés muy bien. Bye.
Perdernos por Guillin y encontrarnos con las pagodas del Sol y la Luna en el lago Shan Hu
Al día siguiente, nos subimos a un bus por 2¥/p que nos lleva a Guilin South Bus Station, y nos subimos a un autocar por 20¥/p que nos deja en
Yangshuo. 4 días.
pero por supuesto, nos deja en las afueras, así que tenemos que andar un buen trozo, y subirnos al autobús 603, que es de los que vale 1¥/p. Y andamos los últimos 300 metros, y llegamos a la también recomendadísima Yangshuo Sudder Street Guesthouse. ¡Cama cómoda, muy bien ambiente, y piscina por 19€ la noche!
Nuestro nuevo hostel, demasiado barato para tanta belleza
Como son las tantas, decidimos apalancarnos un rato, y tras ese rato, decidimos salir a dar una vuelta en bici. Y tras desatar las bicis, conocemos a Aida y Cori, nuestras nuevas mejores amigas catalanas en China. Así que volvemos a atar las bicis, y nos vamos a dar una vuelta con ellas por el pueblo. Y cenar, y se nos hace tarde... y dormimos poco, y al día siguiente quedamos con ellas a las 8. Qué temprano.
Anna con Aida y Cori, nuestras nuevas amigas catalanas
Tras desayunar un poco psé, decidimos que iremos con nuestras amigas y unos nuevos amigos alemanes a XingPing, un pueblo cerca de Yangshuo. A lo mejor has oído hablar de toda esta zona: estas montañas son las que aparecen en Bola de Drac, y también son las montañas que aparecen en los billetes de 20¥. Cada pareja se sube a una moto-taxi con parasol, y luego a un autocar que por 10¥ nos deja en XingPing.
¿Qué pasó en XingPing? Pues que todo el panorama es fantástico, rodeado de las montañas de Son Goku, pero la única actividad que ofrece la oficina de turismo es ir en un kayak de bambú por el río Li, y la cosa parece cara y sobretodo, masificada. Así que decidimos andar en busca de una ruta por el norte del pueblo, y no la encontramos. Y así hemos pasado la mañana, de risas con los chinos, que en esta zona están de vacaciones, y todo el mundo está de super buen humor.
Justo en este punto de Xing Ping se ve el paisaje que aparece en los billetes de 20 yuanes
Por la tarde, tras recuperar energías, encontramos una montañita al lado del pueblo llamada Laozhai Hill, con unas vistas preciosas a cambio de muy poco desafío. Además, la subimos con Meaty, una perra que encontramos atada en un restaurante, y tras preguntarle a su ama que si nos dejaba subirla al monte, nos dijo que sí. ¿Que no te lo crees? ¡Sigue esta ruta en wikiloc y mira las fotos!
Anna junto a Meaty, la bebita de tres meses que nos llevamos a subir la montaña
Las espectaculares vistas de las montañas de Goku
Roc en la cima de Laozhai Hill con su sombrero de segunda mano comprado a una señora que andaba por allí
Por la noche, cuando fuimos a buscar las bicicletas para dar una vuelta por el barrio, conocimos a otra pareja: Alba y Omar. Durante la cena, nos contaron qué habían vivido en China, y en ellos encontramos la inspiración para escribir el post sobre los timos en el mundo.
Cenando en un restaurante indio con Alba y Omar, nuestros nuevos amigos catalanes
Al día siguiente, Anna enfermó un pelín y sólo visitamos Moon Hill. Alquilamos una moto eléctrica ya que esta colina se encuentra a unos kilómetros de Yangshuo. Escaleras y más escaleras y en unos cuarenta y cinco minutos estábamos en la cima.
Ahora ya sabéis porqué se llama colina de la Luna
Y al día siguiente... ¡empieza la aventura! Ir de Yangshuo a Zhangjiajie es un percal. Tienes que ir de tu hotel a la estación de bus de Yangshuo. De ahí, subirte a un autocar hacia Guilin. Al llegar, subirte al autobús K99 dirección Guilin Train Station, o si vas con prisas como nosotros, pagar un taxi (40¥?), ir en tren de alta velocidad hasta Changsha South, y de ahí, subirte a un autocar de Changsha a Zhangjiajie. Salimos del hotel de Yangshuo a las 8:30 de la mañana, y llegamos al de Zhangjiajie a las 23:00. Casi 15 horitas de viaje.
Aquí solo llevábamos 3 horitas de viaje, ¡que alegría todo...!
Zhangjiajie. 3 días.
De Zhangjiajie esperábamos un pueblecito, y nos encontramos una ciudad llena de tiendas y rascacielos.
Anna es famosa en China: todo el mundo quiere fotos con ella
En Zhangjiajie hay tres cosas a hacer: subir a la montaña de Tianmen, ir al Parque Natural de Zhangjiajie, y cruzar el puente de cristal más grande del mundo. Como estamos aburridos de ir a sitios más grandes, altos, anchos y peligrosos del mundo, fuimos a la naturaleza: a Tianmen, y al Parque Natural. Por cierto, si habéis visto otros blogs o guías de viaje, sí; el Parque Natural es el de los pilones de la película Avatar.
El primer día libre que tuvimos, decidimos ir a dar una vuelta por el pueblo. Nos pensábamos que sería una cucada tradicional china, pero no. Centros comerciales tipo Corte Inglés pero en chino, con marcas originales muy conocidas como Balenclaca, FF-White, The pimp panther... Y la oferta gastronómica de la ciudad tampoco es para tirar cohetes. Nos gustó mucho comer en restaurantes tradicionales, pero si vas a venir a Zhangjiajie, vete a la montaña y pasa de la ciudad.
Escaneando las cartas escritas en chino mandarín con la app WeChat para traducirlo al inglés
Nos pedimos nuestro plato favorito, revuelto de huevos con tomate, y una sopa de tofu
El segundo día, ahora sí, subimos a la montaña de Tianmen. La entrada vale 262¥, unos 33€, pero si te gusta la naturaleza, vale la pena. Es un poco Port Aventura, muy muy turístico, como todo en China... pero viajar por aquí es así. Nos lo montamos para que la entrada la comprara el equipo de nuestro hotel, y nos explicaron cómo va la cosa. Te resumimos: hay dos tipos de entrada, la A y la B. En la A, subes en teleférico, y vuelves bajando 7 pisos de escaleras mecánicas + 999 peldaños muy pequeñitos + autocar hasta la base del teleférico. Y en la B, al revés: autocar + subes las 999 escaleras de peldaños pequeños + 7 pisos de escaleras mecánicas. Cuando volvíamos, creemos que vimos que si subes y bajas por escaleras, la entrada vale sólo unos 60¥, pero si te gusta esta opción, pregunta en el hotel, que a lo mejor es para estudiantes, locales, o cosas así.
Flipad con el acantilado que hay detrás de Anna
Y esta es la zona de pasarela de cristal, que pena que no es muy nítida...
Parece que empieza a hacer fresco en Tianmen
Esta es la escalera más empinada que hemos bajado en toda nuestra vida
Al bajar las escaleras te encuentras con esta preciosa vista a la Cueva del Cielo
Wulingyuan. 5 días.
¿Cómo ir de la ciudad de Zhangjiajie al Parque Natural de Zhangjiajie? Puedes hacerlo en autocar si sólo vas a visitar el Parque un día, pero si quieres ir varios, lo mejor es que hagas como nosotros: busca un hotel en Wulingyuan, cerca de la entrada al Parque, y ya lo tienes. Estas líneas las escribimos desde el Zhangjiajie Walishanfang Guest House, y te lo recomendamos al 100%. Es el segundo hotel en el que estamos en Walingyuan, y del primero marchamos corriendo... Por cierto, el primero es el 1984 Youth no se qué. No vayas.
Vamos a lo importante: el Parque Natural es precioso, y hasta ahora, es lo que más nos ha gustado de China. Como Roc es daltónico, cuando ve verde intenso, se enamora, y en este Parque encontrarás verdes de todas las tonalidades. Cosas importantes: la entrada vale 248¥, unos 31€, es válida para 4 días seguidos, y sólo incluye los autocares del propio parque: del pueblo al parque, algunos por dentro del parque... Tristemente, no incluye los funiculares ni el ascensor que necesitarás para ir de abajo de las montañas hasta arriba, que son entre 500 metros y 1.000 metros de desnivel. Los funiculares y el ascensor valen 74¥/p por viaje. Si quieres subir y bajar, adivina: el doble.
Lo bonito de bajar en funicular son estas increíbles vistas
- ¡Visitaremos el parque sin pagar funiculares ni ascensor! - pensaron incrédulos. El primer día bajamos en funicular porque teníamos miedo de las agujetas del siguiente día, y el segundo día subimos en ascensor porque aprendimos que con bajar andando ya es suficiente.
Que lástima que en la foto no se aprecia lo bonito que es este mar de pilares
El parque da para todos los días que quieras o puedas estar. Es enorme, y tendrás que dedicarle media horita a estudiar el mapa y algún rato a pedirle ayuda al recepcionista de tu hotel para que te explique un poco las zonas del parque. Como te queremos ayudar, también te pasamos nuestras rutas en Wikiloc, por si te las quieres copiar.
Cuarto día: llovió y no tuvimos ganas de ir al parque, pero puede estar chula la zona de Yangjiajie, al noroeste. ¡Pero escribimos este post! ¡Poca broma!
El mapa de la reserva natural de Zhangjiajie
Estas son las caras de felicidad de dos personitas que saben que este es uno de los sitios más bonitos del mundo
Anonadados estamos con las montañas Aleluya, las montañas de la película Ávatar
Y al día siguiente, autocar hasta Zhangjiajie ciudad, autocar hasta el aeropuerto, y avión hasta...
Xi'an. 3 días.
Xi'an nos sorprendió un montón. Como todas en China, es una ciudad enorme. La mayoría de turistas vienen aquí, ven los Guerreros de Terracota y se van, pero si tienes tiempo, la ciudad puede dar mucho de sí. Al no ser tan turística, no es tan fría como Beijing y Shanghai. El centro es como cualquier ciudad, muy comercial, pero a la que te alejas un poco, encuentras sitios muy tranquilos, gente a la que le haces curiosidad y en general, muy buen rollo.
Roc, con un super café en mano, delante del campanario de Xi'an
Nuestro primer día en Xi'an fue el típico de andar un montón y dar vueltas por la ciudad. Nuestro hotel estaba cerca del centro, así que fuimos directos a dejarnos casi-impresionar por la cantidad de cadenas de comida rápida que hay, y a escaparnos corriendo de ahí cuando ya nos habíamos aburrido de vivir una ciudad típica. Entonces cruzamos la ciudad hasta una de las puertas de la muralla situada en el sur-oeste, un poco perdidos, y encontramos la ciudad un poco más real. Al cruzar la muralla, la bordeamos por una serie de jardines muy bonitos, nos paramos a mirar un montón de gente mayor jugando a ping-pong, jugamos contra ellos, nos machacaron... Ya sabéis, ¡una tarde cualquiera!
Que murallaca tienen estos de Xi'an
Al día siguiente fuimos a ver los Guerreros de Terracota, y realmente merece la pena. Se dispara un poco del presupuesto, pero es una experiencia genial. ¡Nota! Se llega en un autobús público que sale desde la estación de tren, y seguramente te intentarán timar como hicieron con nosotros. Hay un autobús público y otro privado, y los trabajadores que los operan van vestidos igual, así que los del servicio privado te dirán que el público no es el que toca, que el bueno es el suyo... ¡timos del mundo! Más información en este súper post de Travel China Guide.
El gran foso de los soldados de Terracota
Arqueólogos trabajando en la reconstrucción de todos los soldados, pieza a pieza
Y al día siguiente, tren de alta velocidad hasta...
Pingyao. 2 días.
¡La joya de la corona! Pingyao es un pueblo súper pequeño, muy turístico, pero muy tradicional. A pesar de estar masificado de turistas, ha sabido conservar la autenticidad, y es como te imaginarías un pueblecito chino tradicional.
Roc posando super pibón en la calle de artesanía
Justo aquí en la puerta de la derecha está nuestra guesthouse
Como sólo estuvimos dos días no vivimos millones de aventuras, pero es un pueblo precioso que no puedes perderte. Si tuviéramos que elegir entre Xi'an y Pingyao, sería difícil de decidir, pero si puedes saltarte Beijing o Shanghai... pasa de ellos y dedícale un par de días a Pingyao, que es muy cuqui, y la China tradicional que buscabas. Ah! y alójate en Pingyao Xiangshengyuan Guest House, una guesthouse muy real regentada por una familia preciosa. Nos encantó la experiencia de dormir en una casa tradicional china.
¡Oh! Ciudad enorme de nuevo. Nos esperábamos una ciudad muy poblada, muy sucia y muy ruidosa, y nada de eso. En Beijing hay mucha gente, pero a cambio, es enorme. Es muy limpia, ya que los chinos no son tan tan guarros, y además hay un montón de gente limpiando. Y para terminar, es mucho más silenciosa que una ciudad europea, gracias a que hay muchísimos vehículos eléctricos. ¿Os habíamos dicho que en China, una moto eléctrica, nueva, vale unos 300€? Y de segunda mano, unos 100€...
La noche que llegamos fuimos a un restaurante súper recomendadísimo a comer pato flambeado, lo que en nuestro hagar llaman "pato Pequín". Fue una experiencia mig mig: el pato no tenía nada que ver con lo que sirven en Barcelona, pero el servicio fue deplorable, los platos y vasos te los traían mojados del agua marrón con la que los limpiaban, y nos pegaron un palo de 35€. Hum. El restaurante es el Liqun Roast Duck, y fuimos ahí porque nos lo recomendaron por Instagram. Nuestra opinión es que no puedes marchar de Beijing sin probar un pato pequinés, pero si vas a otro restaurante a lo mejor lo disfrutas más que nosotros.
El pato se enrolla en una especie de tortitas y se acompaña de pepino, cebolla y una salsa de soja
Nuestro siguiente día en Beijing lo dedicamos a la Gran Muralla China. Como todos los guiris que van de listos, fuimos a la sección de Mutianyu, que por lo que dicen, es menos turística que la de Badaling. Llegar requiere de bastante paciencia, pero para nosotros fue una buena mezcla entre distancia, cantidad de gente y hermosura. Si quieres ver un post súper bien explicado sobre todas las secciones, léete este post de viajeachina.com. Durante el trayecto conocimos a Clara y Angelo, una pareja catalanobasca. Nos lo pasamos genial cuando conocemos gente, que siempre somos sólo dos y a la que alguien nos da un poco de conversación... jejeje
¡Esto es la Gran Muralla!
Es increíble estar solos aquí, ¿verdad?
Para hacerse buenas fotos lo mejor es ir por la tarde
Y bajar en tobogán antes de las cinco que cierran
¿El último día? Andar un montón por la ciudad. Vimos la ciudad prohibida desde fuera, porque llegamos que ya estaba cerrada, y luego fuimos al parque dónde se encuentra el Temple of Heaven. Por supuesto, también cerrado, pero el parque es enorme y nos regaló una sorpresa: hay una zona de gimnasio público, como los que hay en Barcelona en algunos parques, pero este era enorme, y estaba llenísimo de gente súper en forma. Había viejecitos haciendo dominadas como nunca habíamos visto... y nos avergonzamos un poco de que Roc sólo pudiera hacer dos. Viajar te deja los músculos como flanes.
Shanghai. 3 días.
¡Uf! En Shanghai vivimos un paraíso. No es que la ciudad sea el destino que no puedes perderte, sino que fue en Shanghai dónde Elvira, una amiga de Anna, nos dejó su pisito para vivir los tres días. ¡Tenemos una casa, tenemos una casa! Parece imposible lo que se llega a echar de menos un sitio de más de 15 metros cuadrados, con cocina, sala de estar, varias habitaciones... ¡tenéis que probarlo!
Nuestra amiga bonitísima, Elvira
Y no sólo estuvimos con Elvira: en Shanghai compartimos un montón de historias de expats, gente de Barcelona y varios puntos de España del mundo de la moda que vinieron a aquí a trabajar y, por supuesto, a forrarse.
Con nuestro super amigo Tornero, delante del Starbucks más grande de mundo
Hicimos vacaciones: nada de planes, nada de organizar cosas por nuestra cuenta... ¡nos dejamos llevar! Y nos llevaron de fiesta. No daremos muchos detalles, pero los expats saben pasárselo bien, vivir noches muy locas, y Anna se hizo daño en el dedo del pie.
Al día siguiente, preocupados porque el dolor no desaparecía, fuimos al Shanghai United Hospital. Nos quedamos de piedra al conocer los resultados de los rayos X, y enterarnos de que Anna se había roto el dedo gordo del pié. ¿Que fiesta, no? Si es que tras ocho meses de viaje, ya no sabemos salir...
El doctor que hizo las radiografías del piececito de Anna, enseñándonos la fractura
Como Anna es una valiente, al atardecer fuimos al Bund, la zona de Shanghai desde la que se ven los rascacielos enormes. Ya sabéis: la típica foto impresionante de Shanghai que ni vosotros ni nosotros nos podemos perder. Y de ahí, a otra cena con los amigos, y a dormir prontito que mañana ya teníamos el vuelo que nos llevaría a Corea del Sur.
The Bund y todo su colorinchi
Conclusión
Ven a China. Sin pensártelo. En casa no sabemos nada de los chinos. Nos pensamos que es un sitio abarrotado de gente que trabaja todo el día, contaminado, sucio y estresado, y para nada. No es un destino económico, no tiene playas de escándalo ni fotos muy instagrammers, pero en los ocho meses de viaje, es uno de los destinos que más nos ha gustado.
Si eres tan sabio que te lo estás pensando, no olvides darle un vistazo a nuestra guía de viaje por China, ¡para que sepas lo que hay que saber antes de venir por estos lares!
¡Muchos chinos en China haciendo el chino! Sí, sí, ¡bienvenidos al país más poblado del mundo!
Es nuestro segundo día en China y ya hemos empezado a escribir la ruta, el país amarillo pinta que va a ser muy interesante. Lo primero, hemos empezado a aprender chino porque aquí no entiende inglés nadie. Lo segundo, Ni hao!
Y esto es Guillin, una ciudad llena de chinos en motos chinas
La cultura y las personas
En China hay tanta gente, que claro, ¡te vas a encontrar de todo! Como la gente no te entiende, va a pasar bastante de tí, aunque te van a mirar mucho. A veces se avergüenzan hasta de cruzar la mirada contigo, ¡se tapan la cara y todo! Ah, y prepárate para que las señas y gestos signifiquen algo completamente diferente. Esto es otro mundo.
La economía y los dineros
China es un mundo paralelo. Lo que a nosotros nos parece normal, como pagar con Visa o MasterCard, en muchísimos sitios no existe. Aquí la gente paga con WeChat, ¡hombre de las cavernas!
El primer día sacamos dinero en un ATM tras cruzar la frontera con Hong Kong, y sin problemas. Nos aceptó la MasterCard, y no nos aplicaron comisión. A ver qué tal en resto del país.
Nuestro día a día en China ha costado 2.342€ en 27 días, que son 86,74€ al día, y eso que gracias al amor infinito de nuestra amiga Elvis, las últimas tres noches dormimos en su casa. Si queréis recortar presupuesto, os recomendamos que reservéis los trenes de alta velocidad con antelación, o que durmáis en los trenes nocturnos para ahorraros una noche de hotel.
Fuera del presupuesto que os damos, está la llegada y la salida al país. La llegada fue en tren desde Hong Kong, 10€ entre los dos, y llegar a Hong Kong desde Tailandia fueron 300€. El vuelo de salida, de Shangai a Seoul, nos costó 257€. Lo reservamos con dos semanas de antelación.
Seguridad
Creemos que como somos un poco precavidos, todo el mundo es súper seguro excepto Barcelona, pero hemos leído por internet que en los sitios turísticos hay carteristas de grandes habilidades.
Idioma
Con el idioma vas a tener un problema gordo en China. Hasta ahora nos creíamos que el sitio más chungo con el inglés era en Tailandia... ¿estás de coña?
En China casi nadie sabe inglés. La mayoría de la gente, cuando les preguntas algo, o se ponen a reír super tímidos, o te cuentan algo en un perfecto chino.
Además, todo está escrito en chino, y sin traducir. En dos días en China, lo único que hemos visto en inglés es el metro de Shenzhen, pero el resto, todo en chino: la estación del tren de alta velocidad, el autobús, las cartas de los restaurantes...
¡Oh! Y el lenguaje de señas tampoco vale: en China se hacen diferente. Y te cuentan cosas raras con las manos. En un restaurante, una camarera nos hizo señas con los dos pulgares cerquita. Lo interpretamos como "juntos estáis muy monos", pero a lo mejor quería decir "ojalá os atragantéis".
Lo mejor que puedes hacer, si tienes un iPhone, es bajarte el WeChat y utilizar el foto-traductor. Una pasada de útil.
Transporte
Nuestro primer trayecto en tren en China ha sido para ir de Shenzhen a Guilin, y es un percal. Como no nos entendimos muy bien con la chica que nos atendió, compramos dos tickets por cabeza, que al final fueron unes trenes súper rápidos, cómodos, y caros. Fuimos de Shenzhen a Cantón, y de Cantón a Guilin. Pero la estación del tren de alta velocidad en Guilin está a una hora en autobús del pueblo en sí...
Para que os hagáis una idea de los precios, os los comentamos aquí conforme los vayamos sabiendo.
De Shenzhen a Cantón en alta velocidad: 80 yuan
De Cantón a Guilin en alta velocidad: 160 yuan
Anna a puntito de subir al tren que nos lleva a Guilin
La comida
China es enormísimo, y enormísima es la variedad de cocinas que encontrarás. Te lo dividiremos en cuatro: sur, Zhangjiajie, norte y Shanghai.
En el sur, por Shenzen, Guilin y Yangshuo, lo pasamos mig mig. Fueron nuestros primeros días por China, veníamos de Hong Kong que es como estar en casa, y claro, el cambio te impacta. Les gusta mucho comerse el pollito enterito, incluyendo la piel de las patas... cerquita de las uñas... yummy! Así que por el sur comimos hotpots un poco sosos, alguna pizza, pasta... comida de cobardes. Lo que más recordamos fue que eran comunes los platos de huevos revueltos con tomate y arroz. Están bien, y te salvan una comida.
Unas sopitas callejeras un poco ps...
Conforme nos acercamos a Zhangjiajie, vimos que lo que se llevaba por esos lares era pedir cualquier cosa y un montón de arroz como acompañamiento. Así que empezamos a comer todo tipo de platos vegetales súper simples y súper ricos: berenjena, coliflor, tofu, huevos revueltos con tomate... meses más tarde aún lo recordamos. Qué sabor, qué cantidad, qué precio... ¡y qué sabor de nuevo!
En el norte y en Beijing nos costó un poco más comer. Nos pensábamos que encontraríamos el arroz con cosas al vapor que llevábamos comiendo tanto tiempo, y qué desagradable sorpresa al ver que ya no era así. En el norte volvimos a la cocina un poco más compleja, con sabores raros de nuevo. No lo pasamos mal, pero en un mes ya no nos acordaremos. Y en Beijing probamos en pato flambeado a la pequinesa, que no puede faltar, pero busca mucho en Google dónde comerlo. Nosotros fuimos a un sitio muy caro y un poco psé.
Hola, soy el señor del pato, y pasé del examen de manipulador de alimentos
¿Y en Shanghai? Lo que quieras. Shanghai es una ciudad business, así que comerás lo que te apetezca comer. Un amigo nos llevó por el centro y comimos una deliciosa y saludable ensalada poke. Al día siguiente, fuimos al restaurante de la esquina y pedimos unas sopas con dumplings que sí que recordamos. ¿Y la cena? Con unos amigos en un restaurante para expatriados, que era como comer en casa. ¡Así es Shanghai!
El agua
En China están viviendo una guerra contra los gérmenes ahora mismo. En casi un mes que estuvimos en China sólo vimos una cosa rara: en el restaurante de pato de Beijing nos sirvieron platos y vasos empapados de agua marrón... qué mal rollo. Pero en general, es súper limpio. Tanto, que en casi todos los restaurantes te darán platos, vasos y utensilios precintados, como muestra de la higiene que persiguen.
Sanidad
El primer día, en Shenzhen, vimos dos hospitales, y los dos eran de cirugía estética. Así que si van tan fuertes operándote la cara, lo tendrán incluso mejor para operarte un tobillo torcido, ¿no? Esperemos que sí.
Buscando información sobre cirugía plástica china, en internet vimos dos cosas: que hay tantísima demanda que HSBC prevee que en 2019 se va a doblar el negocio, y que los chinos no confían demasiado ni en los hospitales privados ni en los públicos. Parece que se van a Corea del Sud a operarse.
Así que si te quieres operar la napia, ya sabes, en China encontrarás tu hospital pero no será el favorito de los chinos. ¡De nada!
¡Oh! ¡Edit! El último día tuvimos que visitar un hospital porque Anna se rompió el dedo gordo del pié. Aún nos preguntamos cómo pasó, pero lo que sí que sabemos es que el hospital era una pasada. Es un hospital privado: la visita, la radiografía y algunos medicamentos le costaron al seguro unos 300€.
¿Era así como te imaginabas un hospital chino?
Internet
Antes de llegar a China, Elvira, una amiga de Anna, nos dijo que ella usaba China Unicom. Nos quedamos con el detalle y no le dimos mucha más importancia... hasta que al cruzar la frontera, la primera tienda que vimos fue la de China Unicom.
Ahí, compramos una SIM por 200 yuanes. La explicación corta sería que por 200 yuanes tienes unos 75GB de datos, pero si quieres la versión larga, compartimos el documento que nos enseñó la chica de la tienda. Así, de paso, te harás a la idea de cómo funciona lo del inglés en China...
Ni Hao! SIM kaa? ¡Aquí los precios de todo!
VPN, o las cosas prohibidas en China
La mayoría de webs y servicios que usamos en nuestro día a día, están prohibidas en China. De momento hemos echado de menos todos los servicios de Google, WhatsApp, Telegram, Instagram... Incluso es imposible bajarse mapas de Maps.me sin una VPN.
Así que consigue una VPN, ¡rádido! Hemos escrito más cosas sobre VPN's en este bonito post.
Visados
Entrar en la China es un poco caos. En otros blogs más normales que el nuestro leímos que puedes hacerlo desde tu ciudad, pero claro, cuando nosotros decidimos ir a China estábamos en Tailandia. Así que cero posibilidades.
Si estás como nosotros, que no sabes dónde vas a dormir mañana, y quieres entrar en China, te proponemos ir a Hong Kong. Entrar a Hong Kong es gratis. Desde ahí, puedes ir a una empresa que se llama Forever Bright, y hacerte el visado en unos días. Dependiendo de lo que pagues tardarán dos, tres o cuatro días, excepto si tienes la misma suerte que nosotros y viajas acompañado, que te pueden hacer una visa de grupo para dos personas o más, en sólo dos días, y mejor de precio. Nosotros pagamos 650 dólares de Hong Kong. Vamos a hacer un post con el detalle de todo el procedimiento. Cuando lo tengamos, lo pegamos aquí.
La ruta
¡Uf! Al final nos hemos pasado 27 días en China, ahí rozando el límite del visado. Nos hemos movido un montón, y te lo hemos dejado por escrito en el post de la ruta de 27 días por China. Que nombre más catchy para un post, ¿eh?
¿Volveríamos?
¡Sí! Lo que no sabríamos que haríamos, porque le hemos dado una buena repasada al país. ¿A lo mejor visitar la zona más interior? No lo sabemos, pero sí que volveríamos, sí. ¡Qué país tan diferente!