Lamu, Kenia

Kenia en 15 días de mochileo

Kenia nos ha encantado. Veníamos a este país solo para coger un vuelo, porque el aeropuerto de Nairobi tiene los vuelos más baratos que el aeropuerto de Dar es-Salaam, y así nos ahorraríamos unos dinericos. Nuestro plan era, llegar a Kenia, pasar una noche y comprar el primer vuelo que saliera destino Addis Ababa. Etiopía era nuestro siguiente destino. Pero nos cambiaron los planes.

Nairobi nos enamoró. Pasamos dos noches en casa de nuestro primer host de couchsurfing y era todo tan bonito y nos sentíamos tan arropados que decidimos estar unos cuantos más días en este país amable.

Día 1:  ARUSHA - NAIROBI

Salimos de Arusha a las ocho de la mañana y cogimos un shuttle dirección Nairobi. Nos costó 30.000 shillings, unos 10€, un trayecto de siete horas. Normalmente este trayecto es de cinco horas pero nosotros nos encontramos con que dos puentes por los que teníamos que pasar estaban inundados y no podíamos cruzarlos. Había estado lloviendo muchísimo la noche anterior y estaban muchas carreteras intransitables. Estuvimos parados dos horas esperando a que dejara de llover y que los ríos bajaran de caudal para poder avanzar.

Carretera inundada por el desbordamiento de los ríos

A las tres de la tarde llegamos a la capital de Kenia, Nairobi.
El shuttle nos dejó cerca de los Jeevanjee Gardens, lugar muy céntrico y muy primermundista. Fuimos a comprar una nueva sim card en Safaricom, y justo enfrente estaba el Planet Yogurt. Hambrientos fuimos de cabeza para allá y nos comimos un yogur helado lleno de toppings, riquísimo.

Helado de yogur, precio a peso, ¡cuidao con los toppings!

Ya teníamos la barriga llena y estábamos conectados al mundo, podíamos proseguir. Contactamos con nuestro host para decirle que ya habíamos llegado a Nairobi, cogimos un Uber y nos dirigimos hasta su casa. Que grata sorpresa, ¡estaban cocinándonos la cena! Nos sentimos en casa, la gente de Kenia parecía muy amor.

Cenando con Drew, nuestro host y una amiga


Día 2: NAIROBI

Nos despertamos en casa de Drew. Él ya había marchado a trabajar y nos dejó la casa para nosotros. Fuimos al mercado a comprar aguacates, tomate y chapati para prepararnos un desayuno vegetariano de infarto.

Roc cerrando la puerta de nuestra nueva casita

Todo el mundo era muy amable con nosotros, nos sonreían y nos saludaban con muy buen humor. ¡Y no querían cobrarnos la compra a precio de turista! Por primera vez en África, nos sentimos que nos trataban como a iguales. Se estaba abriendo un nuevo mundo. 'Cuidadín que os vais a enamorar'.

Vaquitas delante de casa, Nairobi está lleno de vacas por la calle

Disfrutamos de un día tranquilo en casa de nuestro host durmiendo un montón. Después de días de mucho ajetreo en Tanzania, lo necesitábamos. Y cocinamos pasta con sofrito casero de tomate, la echábamos tanto, tanto, tanto de menos... 

Roc rallando ocho tomates para hacer sofrito

Este día no hicimos nada más destacable, fue el día más tranquilo en dos meses y medio que llevábamos de viaje.

Día 3: NAIROBI

Nos despertamos en casa de Drew con idea de ir a la estación de tren, Nairobi Terminus, a comprar billetes de tren para ir a Mombasa. Fuimos en Uber hasta el aeropuerto a dejar a Drew, y luego fuimos hasta la estación de tren. Quedaba muy cerca. Al llegar a la estación nos dimos cuenta que los billetes de segunda clase estaban agotados para ese mismo día y para el día siguiente. Decidimos comprar los billetes para dos días más tarde, lunes, y quedarnos a disfrutar un pelín más de la capital keniana. Encontramos unos apartamentos muy pijos y super bien de precio cerca de la estación y reservamos para dormir allí dos noches.

Nuestro nuevo vecindario también estaba lleno de vaquitas

Día 4: NAIROBI

Pasamos una relajada mañana en nuestro apartamento pijo con tele. Vimos Memorias de África y salimos a comer al mall. 

Caminando hacia el mall acompañados de nuestra amiguita la cabrita

Estaba lloviendo muchísimo en Nairobi, y algunas partes estaban muy inundadas así que no nos movimos de nuestra zona de confort. En el supermercado del mall compramos ingredientes para hacer pizza con base de chapati, y nos bebimos un vinito español. Nos sentíamos en casa.

Disfrutando de nuestras super pizzas con base de pan de chapati 

Día 5: NAIROBI - MOMBASA

Nos despertamos tranquilamente, con el ritmo africano en las venas y nos dirigimos hacia la estación de tren, Nairobi Terminus. La estación de tren era pijísima, descubrimos que pertenecía a una empresa china, estaba todo impecable y el tren es super nuevo.

Anna bajando las escaleras de la estación Nairobi Terminus

Nos subimos al tren y disfrutamos del paisaje. Este tren cruzaba una reserva natural muy grande. ¿A que no sabíais que El Rey León está inspirado en un safari secreto que hizo el equipo Disney en Kenia? Desde el tren, vimos los increíbles paisajes de la peli. La tierra de la sabana es de color rojizo y los árboles son muy verdes, está todo llenito de baobabs y de animales salvajes. Muy precious.

Aquí estamos sentaditos en el tren viendo pasar las horas
Paisajes preciosos, llanuras llenas de baobabs
Paisaje con suelo rojizo y arbustos muy verdes, bonito contraste

A las siete y media de la tarde llegamos a Mombasa, ya era de noche. Subimos a un taxi y nos dirigimos hasta nuestro nuevo hotel. Estaba situado en el barrio Nyali, una zona muy tranquila y segura. Andamos hasta el mall más cercano y cenamos comida libanesa. ¡Que ganitas teníamos de comer hummus!

Cena libanesa en Mocha Café, Nyali, yummy!

Día 6: MOMBASA

Nos despertamos en Mombasa, sudando a mares. Esta zona de Kenia es super calurosa y el ventilador que teníamos en la habitación no era suficiente para refrescarnos. Al menos aquí no llovía. Desayunamos en el hotel y nos fuimos a recorrer la pequeña isla andando.
Mombasa es la segunda mayor ciudad keniana, y el principal puerto de África oriental. Es una pequeña isla conectada al continente por diversos puentes y es mayoritariamente musulmana.

Roc con la mezquita de fondo que nos despertó cada madrugada que dormimos en Nyali
Anna en los colmillos de Pembe Za Ndovu
Comiendo en el restaurante indio más pijo y caro de todo Mombasa
Veg korma y curry de berenjena con arroz y pan de chapati

Después de comer nos acercamos al casco antiguo y fuimos a visitar el Fuerte Jesús. Fuerte construido antiguamente para proteger el puerto. Y que según leímos tiene forma de hombre y por eso se llama Jesús. Nosotros no supimos apreciarlo. Si estamos animando a ir a Kenia y vas a Mombasa a visitar el forte Jesús, y sabes reconocer una forma de cuerpo humano, envíanos una foto. ¡Por favor! La entrada al Fuerte son 1200 shillings, unos 12 dólares.

Vista del Fuerte Jesús desde el Océano Índico
Vista interior del Fuerte Jesús
Cañones para hundir los barcos de los malos
Paredes para esconder tu casa de los malos
Ventanas con barrotes para que no entren los malos pero poderles decir "holita"
Agujeros para espiar a los malos sin tenerlos que saludar
Camino desde el Fuerte bordeando el océano hasta el casco antiguo

Después de visitar el Fuerte Jesús, nos adentramos en el casco antiguo de Mombasa. Calles muy estrechas y laberínticas de aspecto descuidado pero con mucho encanto. Al principio nos pareció un lugar poco seguro pero a medida que fuimos avanzando vimos que la gente nos saludaba muy amablemente. Si quieres disfrutar del paseo como lo hicimos nosotros, apréndete los saludos en suajili antes de ir.

Adentrándonos en el casco antiguo encontramos esta tienda enorme de artesanía
Roc en una de las calles más estrechas y oscuras del casco antiguo

Ya de vuelta al hotel paseamos de nuevo por el centro de la ciudad y cruzamos el puente hasta Nyali, el barrio donde nos hospedamos.

Un edificio que a Roc le pareció curioso de fotografiar pero que no sabemos el nombre
En Nyali queman la basura en la misma acera

Día 7: MOMBASA - DIANI

Nos despertamos al son del rezo musulmán, allí esto es el pan de cada día, y desayunamos unos pancakes deliciosos que nos hicieron en el hotel. Nos cargamos las mochilas en las espaldas y fuimos a buscar un tuk-tuk que nos llevara hasta el ferry.

Subidos en el tuk-tuk dirección al ferry
Después del ferry nos subimos a un matatu dirección Diani. Matatu es el transporte público de Kenia, y son furgonetas viejunas que conectan pueblos principales. Las llenan al máximo de gente, de trastos, y de gente con sus trastos. Y a nosotros nos encantan porque son muy baraticas. Un trayecto de una hora suele costar 100 shillings.

Roc dentro del matatu más cuqui que hemos subido en Kenia
Para llegar a Diani tienes que bajarte del matatu en Ukunda y allí coger un tuk-tuk o una moto-taxi. Nosotros cogimos un tuk-tuk pero resultó ser bastante caro, 500 shilling para un trayecto de diez minutos.
Llegamos a nuestro albergue con piscina y baratísimo de Diani, dejamos las mochilas y nos fuimos en busca de un sitio local para comer. Eran las cuatro de la tarde, un pelín tarde para comer, pero preguntamos al chico que nos llevó en moto hasta la playa, y nos recomendó el Chocos Restaurant.

Comiendo pescado a la plancha con sofrito de tomate acompañado de arroz

Después de comer nos fuimos a la playa. La playa de Diani es super bonita, de color turquesa impecable y con muchísimos menos beach boys que en Zanzibar. Nos gustó muchísimo. Y además no había casi nadie. Un paraíso.

Anna caminando por la arena de coral de la playa de Diani
¡Los pies se hundían mogollón en esta arena tan fina!
De vuelta al hostel nos bañamos en la piscina y decidimos que al día siguiente iríamos a Tiwi, el pueblecito que queda al norte de Diani, justo al lado. Un amigo de couchsurfing nos lo recomendó y parecía muy preciosito, y muy virgen.

Disfrutando a tope la piscina de Diani Hostel, éramos los únicos huéspedes

Día 8: DIANI - TIWI

Nos despertamos en Diani, desayunamos en el hostel una tortilla con tostadas y un té con leche y nos fuimos en tuk-tuk hacia Tiwi. El trayecto fue de media hora y nos costó 700 shillings. El hotel que habíamos reservado no tenía ninguna puntuación en booking. Parecía muy chulo y estaba situado justo enfrente del mar pero como no podíamos leer ninguna reseña, no estábamos convencidos de qué nos encontraríamos.
Para llegar a SheShe Hotel tuvimos que seguir las indicaciones que había por el camino. Una vez allí, entramos con el tuk-tuk al parking y nos pareció que era un sitio muy, muy luxury. Nos recibieron Thomas y Diana, una pareja alemana, con un coco de bienvenida. Uau. Estábamos en un sitio pijísimo donde la habitación con vistas al mar costaba 37€, con desayuno incluído. ¡No nos lo podíamos creer!

Roc bebiendo el coco de bienvenida al Sheshe Hotel
Enorme piscina color turquesa de agua salada
El hotel era increíble, estábamos anonadados. Nunca habíamos ido a un sitio tan luxury. Además, estábamos casi solos, solo había hospedada otra pareja alemana. Teníamos un enorme hotel, enfrente del mar, con una piscina precious y una playa privada, para nosotros. Un sueño.

Playa privada de SheShe Hotel, casi nos da un infarto
¡En Kenia también hay monitos de los huevos azules!

La playa de Tiwi es muy virgen y no tiene restaurantes ni tiendas cerca. Este día nos quedamos en el hotel, bañándonos en la piscina, en la playa y tumbados en las hamacas. Nada más.

Nuestras modestas vistas desde la habitación

Anna bañándose en la piscina calentita de agua salada

Día 9: TIWI

Nos despertamos a las cinco de la madrugada para ver el amanecer, y este no defraudó.

Impresionante amanecer en nuestra playita privada paradisíaca
Nos volvimos a la cama a dormir un ratín más, y a las ocho nos habían preparado el desayuno. Buah! El mejor desayuno de todo África. ¿Seguro que estaba incluido en el precio de la habitación?

El desayuno más espectacular del universo con vistas increíbles al mar
Para este día teníamos pensado visitar unas piscinas naturales secretas. Nos habían comentado que eran espectaculares, que muy pocos locales las conocían y que solo se podía ir cuando la marea estaba baja. Se cumplían todas las condiciones, pedimos al hotel que nos buscara a un guía y fuimos para allá.
Dejaremos que las fotos hablen por si solas, es uno de los lugares más espectaculares que hemos visto en nuestra vida.


Inicio del camino hacia las piscinas naturales
Zona muy rocosa y llena de vida marina
Nos vamos adentrando y vamos viendo pequeñas piscinas naturales
¡Parece que hay alguien dentro de una de las piscinas!
¡Uaaaaaaaaaaauuuuuu! ¡ Una piscina natural en forma de África!
Increíble, ¿verdad?
Como sabemos que te ha gustado y quieres ir, te vamos a explicar donde está para que puedas acercarte. Busca en Google maps Tiwi Villas, sigue la playa que queda justo debajo de los apartamentos, y unos cinco minutos andando encontrarás las piscinas. ¡Disfruta!

Cuando volvimos al hotel nos encontramos la habitación ordenadísima y con la cama hecha. Que cucada.

Cuqui cama en modo honeymoon


Nos echamos una siesta y al atardecer salimos a correr, esquivábamos cangrejitos mientras veíamos el atardecer. No había nadie, nadie, nadie en la playa.

Cena romántica con velitas en SheShe Hotel


Día 10: TIWI - WATAMU

Nos despertamos en el paraíso con muy pocas ganas de irnos. Nosotros queríamos quedarnos un par de noches más, pero querían cobrarnos un precio más caro si alargábamos la estancia. Los dueños habían sido muy amables, aún no entendemos por qué de repente la habitación tenía un precio superior al que aparecía en booking.com.
Decicimos que nos íbamos a Watamu que nos había dicho nuestro amigo Pepe, de couchsurfing, que también era lugar de playa muy preciosito. Nos despedimos de nuestros perros favoritos y pedimos a los dueños del hotel que llamaran a algún tuk-tuk o moto para que nos acercara al pueblo para coger el transporte público.

Humphrey y Lauren, nuestros cachorros favoritos

Vinieron dos motos y nos acercaron al pueblo de Tiwi. Allí cogimos un matatu dirección Mombasa, y en unos cuarenta minutos llegamos al ferry. Desde Mombasa cogimos otro matatu hasta Mtwapa, y luego otro dirección Malindi.

Como nos gustan los matatus de Kenia

Para llegar a Watamu teníamos que parar en Gede, el pueblo no costero más cercano a Watamu, y luego coger otro transporte que nos acercara hasta nuestro destino. En total tardamos seis horas y media. Es un recorrido largo pero como fuimos cambiando de transporte se hizo ameno. La gente de Kenia es muy agradable, nos sentimos muy agusto a lo largo de todo el trayecto. Y además nos salió super baratito.

Roc dormidísimo en el matatu de Mtwapa a Gede

Una vez llegados a Gede, nos subimos a dos motos que nos acercaron a Watamu y nos dejaron en nuestro nuevo hotel pijísimo. Este estaba dirigido por una pareja italiana. Watamu es una población costera al norte de Mombasa y está llenito, llenito de italianos. Por la calle todo el mundo te va a hablar en italiano, es sorprendrente. Se dice que en los años ochenta, la mafia italiana se instaló en esta zona e hizo grandes inversiones. Por eso, a toda esta zona de Kenia la llaman la Cerdeña de África.

Preciosas habitaciones dentro de estas cabañitas en Mawimbi Lodge

Lo bueno de estar en una zona llena de italianos es que vas a comer de infarto, y no puedes perderte el helado de vainilla de Anna e Andrea por nada del mundo. Buenísimo.

Roc comiendo helado de vainilla y Anna comiendo helado de mango y passion fruit

Por la tarde nos acercamos a la bahía de Watamu y ya se estaba acabando el día,  paseamos por la preciosa playa de arena de coral mientras vimos el atardecer. La marea estaba muy alta.

Atardecer en Watamu Bay
Roc posando con el precioso atardecer de fondo

De vuelta al hotel descubrimos que justo delante había una pequeña tienda de cositas típicas africanas. Anna estaba enamorada de los collares de Humphry y Lauren y quería un collar igual para Neo. Allí parecía que los tenían. Le pedimos a la señora de la tienda si nos podía hacer un collar personalizado y nos dijo que por supuesto. Además, nos preguntó si queríamos ir a la misa del domingo ya que el día siguiente era Domingo de Ramos. Como ya sabes que somos super fans de las religiones, de dijimos que estábamos deseando ir mañana a misa con ella. Joice se convirtió en nuestra nueva amiga cristiana. Amén.

Día 11: WATAMU

Domingo de Ramos. Nos despertamos a las ocho de la mañana en Mawimbi Lodge con muchísimas ganas de ir a misa. La misa empezaba a las nueve y media así que a las nueve estábamos listos, delante del hotel esperando a nuestra amiga. Al final, mandó una moto para que viniera a recogernos y nos llevara hasta la iglesia.

Subidos en la moto. Donde caben dos, caben tres.
Llegamos a la iglesia que la ceremonia ya había empezado, así que nos unimos a la fiesta.

Señoras cantando canciones sobre Jesús
Público bailando al son de las canciones de Jesús que cantan las señoras
Después de dos horas de cantes, bailes y rezos, nuestra amiga Joice quiso presentarnos al pastor de la iglesia. Nos llevaron a una especie de despacho que tenían allí al lado y estuvimos hablando con el pastor, su mujer y nuestra amiga Joice sobre nuestra dudosa convicción de que sólo hay un dios y, además, que el dios bueno sea el cristiano. Fue la conversación más larga, seria y respetuosa que nunca hemos tenido sobre cristianismo. ¡Amén! Y amen. Y ramen.

Anna saliendo de la iglesia con muchísimos niños con ganas de darle mimitos

Por la tarde fuimos a la bahía de Watamu otra vez, y también hicimos un pequeño camino de ronda que bordea el océano. A nosotros nos pilló que ya era el atardecer aunque parece un lugar precioso para recorrer de día.

Anna en la bahía de Watamu flipando con que la arena sea tan blanca
Atardecer en el camino de ronda de la bahía de Watamu hasta el casco antiguo
De vuelta al hotel compramos un vuelo para ir a Lamu el día siguiente. Nos aconsejaron ir de Watamu a Lamu en avión ya que las carreteras que unen estos dos pueblos están en muy mal estado, el precio es muy asequible, y las vistas son estupendas. Nos costó veinticinco dólares con la compañía Fly540. Perfecto. Vimos que hay otra compañía que se llama Sax, no miramos los precios pero nos enteramos más tarde que son la misma empresa.

Día 12: WATAMU - LAMU

Nos despertamos en nuestro cuqui hotel Mawimbi Lodge, desayunamos un croissant y un café italiano y nos cargamos las mochilas en la espalda. Fuimos hasta la gasolinera de Watamu y allí subimos a un matatu dirección Malindi.

Nuestro vecino gecko dándonos los buenos días en Mawimbi Lodge
El aeropuerto más cercano a Watamu es el Malindi Airport, que está a media horita en matatu. El trayecto nos costó muy poquito, 100 shillings. Al llegar al aeropuerto nos dimos cuenta que era minúsculo y que habíamos llegado demasiado pronto. Con una hora de antelación hubiera sido suficiente. Nosotros llegamos con tres horas de antelación. Uh. Nos bebimos unas cervecitas y aprovechamos para comer.

Disfrutando de la mejor macedonia de frutas del universo mientras esperamos hacer check-in

A las dos y media de la tarde salía el vuelo así que a la una y media hicimos el check-in y pasamos el control de seguridad. Fue super rápido, éramos solo ocho pasajeros en el avión. Bueno, más que avión, era un avioncito.

Roc con el avioncito que nos llevaría hasta Lamu 
Llegamos a Lamu después de treinta y cinco minutos de vuelo con unas vistas de escándalo. Habíamos quedado con el dueño del hotel al que íbamos a dormir que vendría a buscarnos al aeropuerto. Al salir por la puerta ya nos encontramos con Kesh y un letrero que ponía 'Anna & Roc. Amu House'. Que ilusión cuando te espera alguien en la salida de un aeropuerto. Aix.
Nos llamó la atención que viniera andando. La sorpresa fue cuando vimos que para llegar a Lamu teníamos que ir en barquito. Qué día tan espectacular.

Embarcadero del aeropuerto de Manda 
Llegamos a la islita de Lamu y Kesh nos guió hasta Amu House, nuestra nueva casita en Lamu. Era una casa estilo riad marroquí, como un pequeño palacio árabe con un rooftop con vistas al océano. Una pasada. Solo costaba treinta y cinco dólares, con desayuno incluído. Amor.

Rooftop de paja, que precious por favor

Espectaculares vistas al vecindario con el océano de fondo
Descansando en el rooftop mientras atardece
Atardeció en Lamu y nos dimos cuenta de que estábamos muy enamorados. Kenia nos tenía el corazón robado.
Después de dos meses y medio viajando por África, Kenia era el quinto país que visitábamos. A partir de este día decidimos nombrarlo nuestro país favorito.

Día 13: LAMU

Nos despertamos en Amu House, desayunamos tostadas con tortilla acompañado de café y fruta y nos fuimos a dar vueltas por Lamu.
Lamu es la ciudad suajili más antigua y mejor conservada de África oriental, residida mayormente por musulmanes, donde se respiran cantidad de influencias de diferentes civilizaciones: árabes, persas, europeas e indias. Es una joya secreta de Kenia, un lugar virgen y único. ¿Se nota que nos encanta?

Interior de Amu House, zona de desayuno
Andando por las callejuelas del casco antiguo, la gente nos saludaba por la calle muy amablemente. Como ya dominábamos mucho los saludos en suajili, les podíamos responder y entablar pequeñas conversaciones, y eso les hacía muy felices. Enseguida nos sentimos del barrio. 
Esta ciudad nos tenía el corazón robado. Nos sentíamos en casa. Que a gusto.

El medio de transporte terrestre son los burros, está toda la ciudad llenita
El medio de transporte marino son los dhow, y está todo el océano llenito
A la hora de comer fuimos al Bush Gardens Restaurant, un restaurante local situado en el seafront y nos comimos unos curries de verduras riquísimos.

Curries de verduras con arroz a cuatro dólares cada uno
Por la tarde vino a buscarnos Ali Uncle, el guía que habíamos contratado el día anterior para que nos llevara hasta las dunas y ver allí el atardecer.
Nos recogió en Amu House a las cuatro y media de la tarde, cruzamos toda la ciudad andando por estrechitas calles sobre arena fina hasta que enfilamos por un camino de palmeras.
¡Qué cansado es andar en la arena! Os dejamos la ruta de wikiloc para que podáis hacer la misma ruta secreta que nosotros. Pero habladlo con el hotel y que os lleve un guía, porque se dice y se comenta que al estar un pelín lejos del pueblo, puede ser peligroso.

Encontramos restos románicos en medio de las callejuelas, no recordamos de qué siglo, sorry

Niños jugando sobre calles de arena fina
Precioso camino de arena con dunas en el fondo
Merendamos turrón de anacardo y turrón de sésamos con café picante de jengibre
Espectacular atardecer desde las dunas, no sabemos el nombre del lugar ya que es un lugar secreto
De vuelta cruzamos toda la ciudad ya de noche y nos encontramos con gran cantidad de mezquitas sonando. Era la hora del rezo.

Masjid Riyadha, la mezquita más grande de Lamu

Ali Uncle, nos acompañó hasta el hotel y nos recomendó New Mahrus Hotel para ir a cenar. Un restaurante local con rooftop encima de la plaza de Times Square y con vistas al Fuerte Lamu.

Proyección en la plaza de Times Square. Por la noche la gente se reúne en este punto a ver las noticias.
Cena en New Mahrus, judías rojas con arroz y pollo guisado con arroz

Día 12: LAMU

Decidimos que nos quedábamos dos días más en Lamu ya que nos estaba gustando muchísimo.
Quisimos quedarnos en el mismo hotel en el que estábamos alojados pero estaba lleno. Así que cambiamos y nos fuimos a otro hotel que nos había recomendado Ali Uncle, Jambo House.

Vimos en booking.com que costaba veintisiete dólares la noche con desayuno incluído. Aún más barato. Bien. Decidimos acercarnos a preguntar directamente si tenían habitaciones libres, aunque ya habíamos visto que sí. Nos recibió un empleado diciéndonos que el dueño había salido a comprar al mercado y que venía en diez minutos. Esperamos sentados en la calle viendo pasar a los niños del barrio y de repente llegó Arnold.

Una niña cuquísima dándole la manita a Anna

Arnold, nos abrió la puerta un pelín estresado, comprobó que tenía habitaciones libres, nos enseñó la habitación y decidimos quedarnos allí dos noches.

Terraza de Jambo House, una cucada

Dejamos las mochilas en la habitación y nos reunimos con Arnold ya que quería explicarnos un montón de cositas. Nos dió muchísimos tips sobre la ciudad, nos recomendó muchos restaurantes locales, excursiones que hacer y sitios que visitar.

Mapa de Lamu hecho por Arnold de Jambo House, impecable
Decidimos ir a comer a uno de los sitios que nos había recomendado Arnold y por la tarde visitar Shella, la playa más bonita y cercana a Lamu.

Curries de verduras y zumos de passion en Seafront Cafe
Con la barriga llena empezamos nuestro camino dirección Shella. Nos recomendaron que si se nos hacía de noche en Shella no volviéramos andando, que cogiéramos un barco. Este camino era seguro de día pero de noche no. Como buenos niños que somos, hicimos caso.

Burritos recibiéndonos al llegar a Shella
Larguísima playa desierta de Shella
Se hace de noche, volvemos en barco hacia Lamu
Entre Shella y Lamu hay un bar flotante, qué pasada
Llegados de vuelta a Lamu, fuimos a visitar a nuestros amigos de Amu House y estuvimos hablando un rato con ellos. Les explicamos historias y se lo pasaron que flipas con nosotros. Tanto, que nos dijeron que volviéramos cada día a contar más historias. Qué gente más maja. 

Sentados delante de Amu House con Samuel y Ali Uncle

Día 13: LAMU

Nos despertamos en Jambo House y nos prepararon para desayunar huevos fritos con pancakes, fruta del tiempo, zumo de frutas y café o té. Completísimo. 
Luego nos subimos a la azotea a vaguear un rato y a contemplar el precioso paisaje de Lamu.

Anna disfrutando de las vistas de Lamu
Hacía un calor increíble. Decidimos cancelar los planes que teníamos para ese día ya que el sol picaba demasiado. Queríamos hacer una excursión a las ruinas de Takwa, y luego andar por toda la bahía de Manda. Eso implicaba estar muchísimas horas al sol, así que pensamos que mejor nos quedábamos en el pueblo, haciendo barrio.
Al mediodía salimos a pasear por nuestra ciudad favorita, y en nuestra calle favorita de gatos nos encontramos con un viajero, Paul, que también estaba enamorado de los gatos.
Roc en nuestra calle favorita de gatos diciéndoles; 'Jo us estimo a tots'
Roc con nuestro nuevo amigo viajero y artista, Paul

Luego, le propusimos a Paul ir a comer a un restaurante local que nos había recomendado Arnold de Jambo House, y fuimos todos juntos a comer. Allí, nos encontramos con otro huésped de nuestro hotel, singapurense, y estuvimos comiendo y hablando, un montón de rato, sobre experiencias viajeras.

Sabrosísima comida local en Island Dishes
Después de comer, Roc quería cortarse el pelo y la barba. Nos fuimos en busca de una barbería por el barrio y como no veíamos ninguna fuimos al Restaurante New Masri, que eran amigos nuestros desde nuestro primer día en Lamu, y les preguntamos por una barbería cerca. Nos indicaron el sitio y nos fuimos para allí.

Roc en la barbería con una capa preciosa de color rosita
Día de luna llena en Lamu
Atardecía en Lamu y teníamos una cita pendiente. Ali Uncle, nuestro guía de la excursión a las dunas, nos había invitado a cenar con su familia. A las seis y media pasó a buscarnos por Jambo House y fuimos juntos para su casa.

Curry de pescado con arroz en casa de Ali Uncle

Día 14: LAMU - ADIS ABEBA

Nos despertamos en Lamu con mucha pena. Era nuestro último día en Kenia. Llevábamos cuatro días en esa ciudad y nos había atrapado tanto que no queríamos ni marchar. Que gran razón tenían lavueltalmundo.net cuando hablaban de la maldición de los lugares paradisíacos: 'La emoción al encontrar un paraíso, es inversamente proporcional a la frustración de tener que abandonarlo en contra de tu voluntad.' Así nos sentíamos.

Nuestro último trayecto en barco, de Lamu a Manda, qué tristeza
Despidiéndonos de Ali Uncle, prometiéndole volver
Nos estábamos marchando de Lamu y de Kenia y ya estábamos pensando en volver... ¿Pero esto qué es? Sí, el viaje continúa.
A las once de la mañana nos subimos al avión que nos llevaría a Nairobi y luego cogeríamos otro hasta Addis Abeba, Etiopía.

Día 15

El día 15 empezará el día que volvamos a este precioso país dentro de unos añitos.