Singapur

Guía de viaje de Singapur

¡Bienvenido a la guía de Singapur! Esto te va a sorprender: esta guía va a ser un poco mediocre comparada con una Lonely Planet. Y es que en Singapur sólo estuvimos dos días. Fueron las últimas horas con nuestra familia, tras estar casi tres semanas en Malasia, y como tampoco es un país que te ofrezca una economía viajera demasiado sostenible, tuvimos que estar poquito. ¿Qué dice este? Pues que Singapur es muy caro.

¿¡Cómo se lo curraron viniéndonos a ver, eh!?

La cultura y las personas

Los singapurenses son lo que vendría a ser una mezcla entre inmigrantes western y la versión pija de cómo te imaginarías a los chinos. Singapur fue declarada independiente en 1995 según la wikipedia, pero según wikitravel, lo fue en 1965. Fuera como fuere, habiendo estado ahí sólo un par de días, nos parece que la gente se siente orgullosa de Singapur porque es un estado súper próspero, y a la vez hablan mierdas del gobierno porque tienen menos libertades que un mueble.

La economía y los dineros

Agárrate que vienen curvas: la moneda de Singapur es el dólar singapurense. Entre Singapur y Hong Kong, vemos que lo que mola de ser un país pequeño y que quiere crecer a saco es que tu moneda se llame dólar de dónde sea. Així que catalans, ja ho tenim: dòlar català!

Por cierto, esto es el primer mundo. Aquí no se regatea, ¿eh?

Presupuesto

En esta guía nos pasa lo mismo que con la malaya: cómo fuimos seis, y lo pagamos todo entre varios, los números seguro que no nos cuadraron del todo y si os diéramos un valor, sería aproximado. Así que en vez de mentiros con números objetivos pero incorrectos, os daremos números de cosas que recordamos exactamente. Cada habitación doble nos costó 80€ por noche, y cada comida, unos 10€ por persona. ¿Que es caro? Pues sí, así que si quieres ir a Singapur, ve consiguiendo hotel, que a última hora suben un montón. Nosotros los reservamos con un mes de antelación, imagina...

Consejito del día: tarjeta Revolut para viajar, es la que mejor sale el cambio y con las comisiones más bajas. Hemos dado la vuelta al mundo sólo con esta tarjeta y estamos encantados. Si quieres saber más, tenemos este post explicando nuestra experiencia.

Seguridad

Bueno, aquí la seguridad a lo mejor va un poco en contra tuya. En Singapur casi todo está prohibido, y se castiga con multas altísimas, azotes o la muerte. No puedes comer chicle, ni escupir en la calle, ni traer drogas, ni ser gay. Así que no tienes por qué preocuparte por si te roban, porque si sucediera, alguien moriría. En cambio, tendrás que concentrarte mucho si te gusta no usar pañuelos o mascar chicle. Ojito ahí.

Idioma

Un ingés perfecto... ¡así que a estudiar!

Transporte

Al igual que en Malasia, moverse por Singapur es facilísimo porque puedes usar la app Grab, pero la diferencia es que en Singapur es bastante cara. Vale unas tres veces más que en el otro lado de la frontera. A nosotros nos salía a cuenta porque éramos un grupo grande, pero si sólo sois dos, tendréis que ir arriba y abajo en metro.

Por cierto, sobre la app Grab, aquí tienes el link a la web de Grab, para que no te equivoques.

La comida

Nosotros sólo nos pudimos permitir comer como en casa. Pasta, un poco de japonés... los precios son tan altos para los mochileros que no pudimos tener una delicatessen culinaria local demasiado elaborada. Aún así, Singapur es como estar en Nueva York: hay de todo. Incluso encontramos un restaurante de comida española, y extrañamente, muchos platos mostraban cuatro barras rojas. Pero los comentarios eran normalillos, y el precio no. Así que si vas con el mismo presupuesto que nosotros, te tocará tirar de Google Maps para encontrar restaurantes no muy locos que te ofrecerán comida western.

El agua

Deberíamos borrar esta parte de la guía en Singapur. Si seguro que aquí, ¡hasta el agua del mar es potable! Y bonita, por supuesto.

Sanidad

Lo mismo que el agua: suerte tendrás que sufrir un jamacuco en Singapur. Esto es primer mundo. Seguro que los hospitales molan más que los de nuestra peninsulita.

Internet

Nuestro hotel ofrecía una conexión a internet muy correcta.

Miramos precios de tarjetas SIM, pero como se disparaban demasiado de precio y sólo íbamos a estar en Singapur un par de días, no compramos ninguna. ¡Vivimos desconectados! ¡Qué atrevidos!

Visados

¡Gratis! Hacer mucha cola en inmigración, rellenar un formulario, leer que si llevas drogas te matarán sin preguntar, y ya. ¡Muy fresco!

La ruta

Como estuvimos tan poco tiempo, no creemos que le dediquemos demasiado tiempo a escribir una ruta como tal, pero sólo deciros que fuimos al Gardens by the bay, y fue increíble. No podíamos parar de hacer fotos por todos lados. Y tras unos meses, nuestros familiares de Houston nos contaron que el zoo también es una pasada. No es que tengan los animales en libertad, pero sí que no son jaulas como los de los zoos típicos. Así que ya tenéis dos bonitos sitios primermundistas a visitar.

¿Volveríamos?

Hombre, pues podríamos. Ir expresamente no creemos, pero si tuviéramos que ir a algún país cerquita y nos fuera de medio paso, podríamos volver. Ahora tenemos ganas de ver el zoo, podríamos repetir perfectamente el Gardens by the bay... y en general, ver cómo sería una ciudad con un presupuesto de la parra y un nivel de opresión aún mayor. ¡Oh! Recuerda, si eres gay, nada de nada. Y tampoco si eres de Arabia Saudí, aunque eso lo podríamos entender un poco más.

Kuala Lumpur, Malasia

Guía de viaje de Malasia

¿Vas a viajar a Malasia? ¿Y qué esperas del país? Nosotros nos pensábamos que íbamos a un sitio un poco más pijín que la India y Sri Lanka, pero nos encontramos con un país casi de primer nivel. Mezclado con un ambiente de buenas vibras, Malasia nos gustó tanto que podríamos quedarnos a vivir a una temporada y todo... aunque sería una temporada corta.

Pues estas son las bonitas y famosísimas torres Petronas de Kuala Lumpur

La cultura y las personas

Los malayos están muy acostumbrados al turismo, y todo son buenas caras, buenas palabras y buen rollo.

El norte de Malasia es más musulmán que el sur, así que si no te gusta que te despierten los altavoces de las mezquitas con la llamada al rezo, a lo mejor deberías visitar Kuala Lumpur y de ahí, visitar el sur. Aunque te perderás las islas...

La economía y los dineros

La moneda malaya es el ringgit, se sirve mayoritariamente en cómodos billetes, y éstos son muy bonicos. Tienen un tacto plastificado que, sólo por eso, ya merece la pena que vayas a Malasia.

Sobre los ATM's, sin problemas. Sacar dinero del cajero es gratis. ¡Buenas noticias!

En la mayoría de sitios un poco turísticos aceptan tarjeta, y en los que no, es porque será tan barato que te va a dar igual pagar en cash.

Presupuesto

¡Tenemos que hacer los números! Como visitamos Malasia siendo 6, pagamos un montón de cosas a medias, y hacer los números no es fácil... Pero por si no actualizamos esta sección, a dedo te diríamos que nuestro presupuesto rondó los 70€ diarios, yendo a hoteles bastante guapos como mínimo. ¡A los papis se los ha de tratar como se merecen!

Seguridad

¡Bienvenido al sudeste asiático! Más seguro que el barrio más seguro de Barcelona. Todo risas, buenas miradas y mejor trato.

Idioma

Con el inglés, a cualquier parte. El que peor lo lleve, lo chapurreará bastante bien, así que ningún problema.

Transporte

Este punto es el que más nos ha gustado de Malasia. Moverse por Malasia es facilísimo.

Autocar
Por una parte, moverse en autocar es tan fácil como ir a la estación de bus más grande de la zona en la que te encuentres, comprar un ticket para el próximo autocar, y gozar del viaje. Y vas a gozar un montón, porque son los autocares más espaciosos que hemos visto en siete meses viajando, y eso se dice rápido. Te puedes estirar un montón sin molestar al de detrás, y sin que te moleste el de delante. Y así viajamos desde la isla de Penang, en el norte, hasta Kuala Lumpur, la capital, de Kuala Lumpur hasta Malacca, y de Malacca a Mersing. Y tres viajes excepcionales.

Sentaditos en el bus que nos llevó de Malacca a Mersing

Taxi
Conocer Uber, ¿verdad? Pues en Malasia (y Singapur y Tailandia) existe Grab. Es una aplicación al estilo Uber, llena de conductores con coches privados haciendo las veces de taxista. Son súper baratos y, como son malayos, son súper majos. Vet aquí un link a la web de Grab, para que no te equivoques.

Seis en un Grab, compartiendo gastos de precios ridículos. Marca Catalunya.

La comida

Malasia está lleno tanto restaurantes de primer nivel, como comida callejera. Encontrarás lo que quieras, sobretodo en las ciudades turísticas como George Town, Kuala Lumpur o Malacca. Y fue en Malacca dónde celebramos los 30 añitos de Anna, y comimos en un restaurante español! Jamoncito, vinico, y pa amb tomàquet! Per fi!

Volviendo al hilo, son comunes los food courts: zonas llenas de mesas, rodeadas de un montón de puestecitos que ofrecen platos principales a un 10 o 15 ringgits, 2 o 3 euros. Nosotros probamos un montón de sopas, algún pad thai, pinchos de pollo, mango sticky rice...

Cosas que no puedes perderte: la fruta asiática. Toda una experiencia. Nosotros probamos tres frutas raras: el rambutan, el mangosteen y el durian. Para que te imagines por dónde van los tiros, los dos últimos están prohibidos en los hoteles. El mangosteen porque mancha de color granate, y el durian porque huele a cloaca a 30 metros. Y sabe a toilet.


El agua

Aunque muchas veces te sirvan una jarra de agua fría, como buen viajero, pide siempre agua embotellada. Te encontrarás con la sorpresa de que no sabe a agua mineral, y es que no lo es... normalmente, las botellas serán de lo que llaman drinking water, es decir, agua filtrada que a veces sabe a rayos pero que es segura.

Sanidad

En George Town, Penang, tuvimos que visitar el médico porque a Anna le dolía un oído, y flipamos. Nos dió un poco de verguenza creer que nuestro país es de primer nivel... aquí, el hospital parecía un centro comercial. Farmacias enormes en cada planta, cafetería en cada planta... las plantas unidas por escaleras mecánicas... el hospital parecía como de ciencia ficción. Como sería el hospital en una serie de Netflix. Y por supuesto, todo el equipo hablando inglés. ¿Igualito que en casa, eh?

Anna de visita al super hospital Gleneagles de George Town

Internet

Tal como llegamos al aeropuerto de Penang, compramos una SIM que nos ofrecía 25 gigas de conexión por unos 15€. Es un poco raro, porque dividen esos 25 gigas en 5 para Whatsapp, 10 para Instagram, y 10 para el resto. Pero bueno, intentamos no darle mucha caña, y ya. Como todas las compañías telefónicas del aeropuerto tenían sus ofertas mal escritas en un papel, creemos que las ofertas deben cambiar muchísimo. Así que haz como nosotros: una vez en el aeropuerto, mira los precios de todas las empresas, y elige.

Sobre internet en los hoteles, bastante mal. A parte de el primer hotel al que fuimos, el resto tuvo muy mala conexión. Como mucho, nos encontramos con alguna conexión mediocre... pero no confies tu vida a ello. ¡De cabeza a por una SIM!

Visados

¡Gratis! ¡Baja del avión, di hola en inmigración, y ya está! Por cierto, nosotros hizimos hora y media de cola... d'oh!

La ruta

Cuando la escribamos, ¡la añadimos aquí! Que es un chorro muy largo...

¿Volveríamos?

A lo mejor sí. Como fuimos un grupo de seis, viajamos con el culo un poco más pesado, y en vez de vivir la naturaleza, nos decantamos por centros urbanos. Así que nos falta visitar la verdura malaya... aunque como al acabar el viaje aún no habremos ido a Myanmar o Laos, si queremos verde, iríamos ahí y pasaríamos de Malasia. Pero bueno, que recomendamos Malasia un montón. Y además, ¡es taaan fácil...!

George Town, Penang, Malasia

No contrates el seguro médico del RACC

Qué palo tener que hablar tan mal de una empresa tan enorme como el RACC...

Contratemos un seguro por si las moscas: La ideaca que tuvimos el 20 de diciembre del 2017 👏

Ya con los billetes hacia Cape Town en la mano, decidimos ir a hacernos un par de seguros médicos internacionales, por aquello de "y si pasa algo", y sobretodo, para que nuestra familia estuviera más tranquila. Ya sabéis, que tus niños se vayan a dar la vuelta al mundo "no es como si se van a Badalona", y qué hay más bonito que un padre durmiendo como un bebé mientras tú estás en la otra parte del mundo negociando el precio del tuktuk con un señor que come bettel nuts por la mañana y mastica khat por la tarde.

Tras ir a una oficina del RACC, nos convencieron de que contratáramos el seguro más completo que ofrecen: seguro anual renovable y con cobertura mundial: 1.031 euritos de nada. Un precio a la par con las espectativas que nos crearon: altas, muy altas. "Estamos contratando a los mejores", pensamos, incrédulos. En la oficina nos prometieron que si pasaba algo urgente, que fuéramos a un médico y que pasáramos factura para que nos devolvieran el gasto, mientras que si teníamos algo menos urgente, que mandáramos un email y que nos dirían a qué hospital ir.

Pues bien, ha sido un fracaso. Para nada del mundo os recomendamos que contratéis un seguro de viaje, y aún menos, el del RACC. Antes, cortaros una pierna, saltad desde un séptimo piso o algo así.

Un detalle divertido: hemos empezado a escribir este post mientras hablábamos por teléfono con el RACC para que nos dijeran a qué hospital ir. Ahora estamos esperando a que haya un médico libre para que nos llame y nos diga que si a Anna le duele la oreja es mejor que vaya al hospital. Y seguramente terminaré de escribir este post y aún estaremos esperando la llamada del RACC. Son la 1:42 de la madrugada en George Town, Malasia, y aquí estamos, esperando una llamada.

Bueno... os comentamos qué tal ha ido cada vez que hemos necesitado la ayuda del RACC, historia a historia. Empezamos por Malasia, seguimos con Etiopía, y cerramos con India. Lo vamos a intentar resumir, pero ya de entrada, os pedimos perdón por la turra.

George Town, Malasia: ¿otitis?

5 de julio del 2018

Esta es la historia más triste hasta la fecha. A Anna le duele mucho, mucho mucho mucho, el oído. Los últimos tres días en Sri Lanka nos los hemos pasado en remojo, cuando no en el mar, en la piscina del hotel. A Anna le ha empezado a doler mucho un oído, y dice Internet que puede ser otitis... pero como el rollo Yahoo Respuestas no nos va, decidimos escribir al RACC para que nos digan a qué hospital ir.

Nos comentan que nos tienen que llamar. Mala suerte, porque Pepephone dió de baja nuestras SIM porque han cambiado de operador intermedio y otras historias técnicas, y no tenemos un teléfono al que llamarnos. Les comentamos que nos llamen por Whatsapp, Telegram o Skype, y nos dicen que no, porque el protocolo del RACC exige que sea una llamada tradicional de las de los años 90.

Como Anna se moría de dolor, no teníamos teléfono y la cosa pintaba muy bloqueada, le pedimos a mi padre que fuera a una oficina del RACC a pedirles en persona que por favor, nos dijeran a qué hospital ir. Una vez ahí, mi padre me llamó por Whatsapp y hablé con el comercial de la oficina. Me dijo lo mismo que nos dijeron sus compañeros por email: que teníamos que hacer una llamada normal, telefónica. Estaba hablando con él, por teléfono, pero fuera del protocolo: ¡qué locos!

Al final, llegamos a la conclusión de que el RACC llamara a la recepción de nuestro hotel, que por suerte no era un móvil de alguien como sucede en algunas guesthouse cutres o albergues a los que vamos, y nos pudieron pasar la llamada a la habitación. Desde que mandamos el primer email hasta que nos llamaron pasaron unas tres horas. Tras todo esto, el RACC por fin habló con Anna.

Y le dijo que en esos momentos no había médicos disponibles, y que ya llamarían más tarde. ¡Enorme!

Al final, no nos llamó ningún médico, sinó el comercial con el que ya había hablado anteriormente por llamada de Whatsapp. Le soltamos una bronca a la altura de la indignación que llevábamos encima, nos colgó, y terminó llegando un email con las instrucciones a seguir para, por fin, poder visitar al médico.

Por suerte, la aventura terminó bien. Al día siguiente, en el hospital de George Town, nos atendió un médico. La gestión, al final, no fue con el RACC, sinó con una empresa de seguros asiática. ¿Será la razón por la que fue tan bien? Quién sabe.

Lalibela, Etiopía: ¿malaria?

4 de mayo del 2018

Este hilo ha crecido tanto, que le hemos dedicado un post a parte. El resumen: fuimos a médico en Lalibela para que le hicieran el test de la malaria a Roc. El recibo fue un papel. Tuvimos que pagar 21€. 5 meses más tarde, aún nos estamos intercambiando emails con el RACC para que nos abonen esos 21€ que avanzamos. El detalle, en este post.

Varanasi, India: más fiebre

9 de junio del 2018

Esta historia es más feliz. Como lo de ir al médico y pasar el recibo luego fue mala idea en Etiopía, esta vez no nos la jugamos y en vez de ir al hospital, mandamos un email al RACC explicando que Roc hacía dos días que tenía fiebre, que queremos ir al hospital, y les mandamos el número de póliza para agilizarlo todo, que no tengan que buscar "Roc Boronat" en el sistema. Nos contestan, diciéndonos que necesitan el DNI. Estamos en 2018, con móviles con más fuerza de cálculo que ordenadores que antes ocupaban una habitación entera, pero el RACC no puede encontrar mi DNI teniendo mi nombre y apellidos y mi número de póliza.

Al final, al día siguiente, volamos a Kerala, y la fiebre no nos siguió. El tema quedó abierto, yo me curé mágicamente, y alegría. En resumen, otro día que RACC pone pegas para ayudarnos, a ver si el chico se cura solo y no hace falta soltar un duro.

Conclusión

Si eres de los que cuando se encuentran mal no tienen ganas de pelearse, no te hagas del RACC. Si eres de los que sí que tiene ganas pero le da miedo tener que soltar una pasta, tampoco te hagas del RACC, y en general, de ningún seguro médico. Si no estás en Estados Unidos, una visita al hospital no vale lo que vale el seguro, así que es un mal negocio, y de momento, podemos decir que aunque pasen los meses, al RACC le cuesta muchísimo pagar nuestros costes médicos, aunque sean 21 tristes euros.

💩

Negombo, Sri Lanka

Guía de viaje de Sri Lanka

¿De verdad tienes pensado ir a Sri Lanka? Si es así, acabas de triunfar como las palomitas. En Sri Lanka fue dónde celebramos que llevábamos seis meses de viaje, y qué sitio más bonito para celebrarlo! Si te gusta el verde, Sri Lanka es tu país. Si te gusta descubrir una nueva cocina, pues no tanto, jijiji

Anna sentadita en el famosísimo puente Nine Arch de Ella

La cultura y las personas

Como nosotros veníamos de la India, la gente de Sri Lanka nos pareció la más bonita del mundo. Muy buen rollo, relativamente justos con los precios, no muy frikis con la religión... Buen ambiente. Y sorprendemente limpios. Aunque siempre sean demasiadas, pocas veces vimos a alguien tirar un vaso de plástico desde el tren o la basura en cualquier sitio de la calle. ¡Y tienen papeleras!

La economía y los dineros

Sri Lanka es un país tropical relativamente pobre, pero relativamente cómodo. Nosotros nos alojamos en hoteles que rondaban los 30€ la noche, y la verdad es que fuimos a cada hotelazo... increíble. Comer es muy barato. Una comida pija, muy pija, puede costar unos 20€, pero si estás pagando estos precios, es que estás en un sitio demasiado turístico dónde vas a comer fatal. Lo normal es gastarse entre 8€ y 12€ por comida, yendo a sitios bastante primer mundo.

La moneda es la rupia de Sri Lanka, y es muy cómoda. Hay billetes enormes de 5.000 rupias, casi 27€, y billetes pequeños de 20 rúpias, que són 0,11€. Normalmente, tienes que pagar en metálico, incluso en los hoteles, así que tendrás que ir sacando dinero en los ATM's. El límite en los cajeros es de 50.000 rúpias, así que si vas a estar un par de semanas, no lo dudes: saca el máximo tal como llegues al aeropuerto. Son 267€ del tirón, pero así te quitas un problema de encima. Además, en el aeropuerto no te cobran comisión, mientras en algún ATM de por ahí nos cobraron 200 rúpias para sacar dinero.

Por cierto, no hacen distinción entre Visa o MasterCard. Así que no te preocupes, si no aceptan la tuya, es que tampoco aceptan la otra.

Presupuesto

Durante nuestros 14 días en Sri Lanka nos gastamos 788€, incluyendo visados. Eso son 56€ al día, que junto con ser el país que más nos ha gustado en los seis meses que llevamos de viaje, lo convierte en el mejor destino del universo. Llegar a Negombo desde Chennai, India, nos costó 106€, y dejar Sri Lanka desde Negombo para ir a Kuala Lumpur, Malasia, fueron 160€. A todo esto, nos alojamos en hoteles super bonitos y comimos como reyes. O sea que si vas con un presupuesto bajo, de cabeza a Sri Lanka.

Nuestros últimos días los pasamos en este hotel con una casita solo para nosotros, donde cocinamos un montón 
Teníamos vistas al mar y esta enorme piscina, el paraíso por solo 40€ la noche
Este hotelito precioso se llama Deep Blue y está en una zona muy poco turística de Matara.

Seguridad

Tal como nos vamos alejando de África, cada vez vemos menos sentido a esta sección de las guías de viaje. Sri Lanka es un sitio super seguro. Nunca nos hicieron ninguna mirada extraña, nadie nos dijo ninguna cosa rara... Perfecto. Y también de noche. Como mucho, alguna discusión con algún tuktuk, por eso de que al principio te dicen un precio y luego te intentan cobrar otro, pero así es la vida del tuktuk.

¡Por cierto! ¡Lo de la guerra! Hace unos años, en el norte había una guerra civil. Ya terminó, pero se ve que aún hay pequeños conflictos, a saber: escupitajos, insultos y empujones. Nosotros no podemos decir nada porque no fuimos al norte, pero en todos lados nos dijeron y hemos leído que ya no hay ningún problema. En todo caso, no te preocupes demasiado: las típicas rutas son por la parte central de la isla y por el sur.

Idioma

Hay gente que habla un inglés perfecto, y hay gente que no lo habla tan bien. Pero en principio, podrás hablar con todo el mundo.

Si quieres impregnarte de la cultura de la isla, aprenderás los dos idiomas oficiales: el cingalés y el tamil. No aprendimos ninguna palabra en ninguno de los dos, pero para que te hagas una idea, los carteles lucen muy bonitos en tres idiomas.

Cingalés, tamil e inglés compartiendo espacio en la estación de Hatton


Transporte

Lo primero que hay que tener presente es que en Sri Lanka, con calma, llegas a cualquier parte.

Los tres transportes más típicos son el autocar, el tren, y el tuktuk.

Los autocares paran en unas estaciones enormes que hay en todas las ciudades. Están a rebentar de autocares, y cada hora sale un autocar hacia tu destino. ¿Cómo saber qué autocar es el tuyo? Pregunta. Seguramente tu destino es relativamente turístico, y podrás incluso elegir si quieres un autocar cutre o uno más nuevecito, con aire acondicionado.

Roc en la estación de autobuses de Kegalle comiéndose un plátano


Los trenes son un poco más rollo: a veces llegan tarde y, sobretodo, van a reventar de gente. En teoría hay muchas clases de vagón, pero en los trenes dónde nos subimos sólo había segunda clase y tercera. Si eres como nosotros que no vas con guía de viajes rollo Lonely Planet, lee muy bien: móntate la ruta para cojer el tren que va de Kandy a Hatton y luego a Ella. Cruza unos campos de té muy bonitos, y durante todo el trayecto vas a estar rodeado de verde. Precioso.

Lo último: el tuktuk. Súper importate, no aceptar el primer precio que te digan. Aceptando que pagamos más que los locales, pagamos unas 50 rúpias por kilómetro. ¡Oh! No te acerques a un tuktuk si nos sabes a cuántos kilómetros estás del destino, porque te van a decir que está a 13.000 kilómetros, que el precio de la gasolina ha subido el último año... tú calcula 50 rúpias por kilómetro y negocia duro, porque ya estás siendo generoso.

La comida

Ps... aquí lo fríen todo. Freirían hasta a sus madres y abuelas.

En teoría, la comida típica de Sri Lanka es el kottu: un montón de verduritas cortaditas, mezcladas con pan roti cortadito, y luego, a freirlo todo junto. La opinión de los bloggers que hemos leído es que es una delicatessen para los sentidos, pero a nosotros nos ha parecido que está bien para probarlo, pero no para repetir.

Otra cosa diferente en la cocina de Sri Lanka son los curries. En el resto del mundo, cuando pides un plato con curry, te traen un curry. En Sri Lanka, te traen un montón de potecitos pequeñitos con diferentes curries, a cuál más especial. Nosotros, como veníamos de India estábamos un poco aburridos de los curries, así que no nos atrevimos demasiado... pero tenemos un restaurante que recomendarte: el Seaview de Negombo. Aquí comimos un buey de mar bastante guay, y un curry de gambas increíble. Fuimos dos veces: el día que llegamos a Sri Lanka, y el día que nos fuimos. Si vais, ¡dadle saludos al camarero de nuestra parte! A lo mejor le parece raro...

El curry de gambas más bueno de todo Sri Lanka

Y el buey de mar que nos comimos el primer día en el restaurante Seaview de Negombo

El agua

Como los precios en Sri Lanka son tan bajos, fuimos a hoteles y restaurantes relativamente pijos, así que nos atrevimos bastante con tomar el agua que nos servían tal cómo llegábamos. No tuvimos ningún susto con el agua, pero qué te vamos a decir: siempre que puedas, compra agua mineral, o almenos, lo que aquí llaman drinking water, que creemos o queremos pensar que es agua osmotizada.

Sanidad

En Sri Lanka estuvimos tan en Babia que no hicimos nuestro famoso test del Symbicort... así que no podemos compartir precios, ¡lo sentimos! Tuvimos la suerte de no tener que ir ni a la farmacia ni al hospital, así que sólo podemos inventarnos cosas. Pero, por lo que vimos, los pueblos son suficientemente grandes y comunicados para que encuentres de todo en las farmacias. Sobre hospitales... así a bote pronto, preferiría ponerme enfermo en otra parte del mundo, pero seguro que cerca de las grandes ciudades tienen unos hospitales geniales. Eso sí: no creo que sea lo mismo en los pueblos.

Internet

Increíble el acceso a internet en Sri Lanka.

Por una parte, el wifi en los hoteles es relativamente bueno. Buenos puntos de acceso que ofrecen buena cobertura, y conexión a internet suficientemente rápida para ver las tres películas de Matrix en Netflix. La única cosa rara que debes saber es que los hoteles tienen una cuota al día, y si se termina, la conexión va a pedales hasta que se hacen las 00:00. Así que a las 00:01, ¡abre Netflix!

Sobre la conexión a internet con tu móvil, en el aeropuerto de Negombo encontramos tres puestecitos de proveedores de internet que ofrecían tarjetas SIM. Fuimos a todas ellas, y elegimos la que nos cuadraba más. Terminamos pagando unos 15€ por 40 gigas durante un mes, para ir sobradísimos. 9 gigas valían unos 9€, así que por la diferencia... aunque tenemos que decir que nos sobraron gigas para mantener a toda Etiopía durante dos años.

Por cierto, para que no te venga de nuevo: en Sri Lanka tienes una cuota de internet durante el día, y otra durante la noche. Así que nuestro plan de 40GB ofrecía 20GB durante el día, de 9:00 a 0:00, y otra durante la noche, de 0:00 a 9:00. Si compras un plan más ajustado, que sepas que si duermes por la noche, tienes que dividir tus datos por la mitad.

Visados

El visado de Sri Lanka nos costó $35 por cabeza, y la hicimos online en la web oficial. Si no vas sólo, fíjate que hay una opción para pedir tu visado y el de todos tus acompañantes a la vez, de modo que ahorras un pelín de tiempo.

La ruta

Cuando la escribamos, ¡la añadimos aquí! Mientras os dejamos unas fotitos.

La ciudad de Kandy tiene este precioso lago, nosotros le dimos toda  la vuelta 
Antes de llegar a Ella habíamos visto miles de veces el puente Nine Arch, pues es aún más bonitísimo que en las fotos
Nos hizo un tiempo precioso en Deep Blue, esta es la playa privada del hotel


¿Volveríamos?

¡Pues claro que vamos a volver, por Dios, Allah, Shiva y Budha! Sri Lanka es un paraíso que lo tiene todo: mucho, mucho verde, precios súper asequibles, excursiones que suponen un reto, comida western para que su cocina no suponga un problema... ¡Es genial! Nosotros estuvimos sólo 15 días porque nuestra bonita familia viene a visitarnos a Malasia, pero si vais con tiempo, quedaros ahí un mes o más, que hay un montón de cosas preciosas por ver, sitios tranquilos dónde relajarse, un par de parques naturales dónde hacer safaris... ¡Que lo tiene todísimo!

Esperamos que cuando volvamos, no esté todo lleno de turistas, así que... qué palo Sri Lanka, no vayáis...

No vayáis, que solo hay verde, palmeras, hoteles preciosos, super cómodos, baratos y con unos desayunos de infarto