Hermanus, Sudáfrica

¿Sudáfrica es un país seguro?


Depende.

De día, Sudáfrica es normal. Es seguro, pero te intentarán timar porque eres un fucking turista. Por ejemplo, a nosotros nos dijeron que una tarjeta SIM prepago valía 20 rands, cuando en una etiqueta que había pegada al paquete de la SIM había escrito "04", y en Vodacom (el Vodafone de aquí) nos la regalaron. Huele raro, pero ya sabes, es el típico precio especial para guiris.

De noche, aparecen zombies por todos lados que te perturban bastante. Si tienes cara de empanao y andas de noche por una calle oscura comiéndote una piruleta, te van a pasar cosas malas. A nosotros de momento no nos ha pasado nada porque somos una pareja fuerte, guapa, humilde, y para nada ostentosa, pero supongo que a los turistas más felices que huelen a caviar les dan el palo día sí, dia también.

Cosa raruna en Sudáfrica: no hay mucha policía, pero sí mucha vigilancia privada. Por ejemplo, todas las casas tienen el perímetro protegido por vallas electrificadas, alambres de los que se clavan y te pegan el tétanos, o las dos cosas a la vez. Un poco como en las pelis, pero menos molón. Además, hay muchos vigilantes privados armados. Es decir, tu estás en Hermanus, un pueblecito costero super cuqui andando por un caminito que va por toda la costa, el sol te brilla en la cara y la brisa marina te besa los oídos, pero de vez en cuando te cruzas con un vigilante que lleva una porra en la mano. No como los guardias de Barcelona que llevan una porra pero que no la han usado en la vida, sino que ya la llevan preparada.

La conclusión es que de día bien, pero de noche no. No es que vayas acojonado por la calle, pero sí que cuando anochece aparecen pandillitas de adolescentes que te increpan, locos que te dicen cosas y te persiguen... cositas feas.

En el post anterior quería peligro y mira, ¡ya llegó! Ahora, a partir de las 19:00 ya vamos plegando. A las 20:00, que es cuando se pone el sol, ya no hay nadie en la calle. Anna dice que es como en The Walking Dead. Uh.

¡Por cierto! En la foto, vemos a Anna y un bocata. ¿Por qué? Pues porque mi padre nos dijo que llevar un bocadillo es un modo infalible de mermar el interés de los seres de la noche. En la fotografía también apreciaréis que brillaba un sol radiante... pero es que estábamos de pruebas.


Este post lo empezamos a escribir en Hermanus, Sudáfrica

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